La democracia real está secuestrada. Tenemos una farsa llamada "democracia
participativa" basada en un voto cada cuatro años. Una democracia secuestrada
por la banca, la patronal, los lobbies mediáticos y los políticos a su servicio,
algo que ahora se ve incrementado con el secuestro de la soberanía popular
llevado a cabo por la Troika y los mercados financieros y ejecutado con el
consentimiento y la colaboración de la mayoría de los partidos políticos,
contribuyendo entre todos al empobrecimiento progresivo de la mayoría de la
población.
Llevamos meses de intensas movilizaciones en todos los sectores sociales,
comprobando día a día que no puede haber democracia cuando las instituciones que
dicen representarla se mueven por intereses que no son los de la mayoría.
Porque
no tenemos nada que hablar con un poder que ha demostrado sistemáticamente ser
ciego, sordo y mudo a justas y concretas demandas de igualdad y justicia social.
Por eso es una necesidad inaplazable rescatar a la política de un régimen
económico insostenible y depredador: el sistema capitalista.
Con la movilización social tenemos que poner en el centro la recuperación de
la soberanía y del poder ciudadano, es decir, de la democracia, la de verdad, la
de base, la que da voz y participación real a la gente. Hemos creado numerosos
procesos de lucha, espacios de participación y discusión en las redes y en las
plazas, en los barrios y en los centros de trabajo, y hemos llevado a cabo
iniciativas que queremos seguir desarrollando desde abajo, sin atajos y paso a
paso.
Porque creemos que el tiempo de las decisiones tomadas por unos pocos ha
terminado, porque, frente a quienes quieren dejarnos sin futuro, tenemos los
medios y la inteligencia colectiva para decidir y construir la sociedad que
queremos, porque no necesitamos falsos intermediarios, sino recursos y
herramientas colectivas que fomenten activamente la participación política de
todas las personas en los asuntos comunes.
Debemos gritar bien alto a quienes dicen mandarnos que no, que desobedecemos
sus imposiciones injustas, como la de pagar su deuda, y que defenderemos los
derechos colectivos: la vivienda, la educación, la salud, el empleo, la
participación democrática, la cultura ... Debemos construir y consolidar un
proceso que permita que los responsables de la crisis dejen de ser impunes, para
que los pirómanos que han provocado nuestra crisis no sean recompensados y
empiecen, en cambio, a ser juzgados.
Queremos recuperar la responsabilidad sobre nuestro propio futuro sin aceptar
imposiciones, para decirles a quienes tienen secuestrada la democracia que ha
llegado el momento de irse. Debemos construir un proceso de participación
directa abierto en el que determinamos y encendamos las herramientas de
participación y mecanismos jurídicos y políticos que necesitamos para garantizar
que las decisiones colectivas sean completamente efectivas y realmente
democráticas.
Debemos negarnos a aceptar el miedo, la impotencia y la desorientación
surgidas de la reducción de la política a la economía y sus consecuencias
fascistas, xenófobas, racistas y machistas. Y buscar una salida colectiva.
Invitamos a todas las personas que quieran acompañarnos a decir ¡basta! y a
continuar este camino para rescatar la democracia directa y construir la
soberanía popular.
En defensa de los derechos laborales y sociales, de la justicia y la
libertad, todos y todas somos necesarias, en el camino de una sociedad
libertaria.
* Editorial del n. 146 de la revista Catalunya / Papers de enero
2013.