La reducción de la jornada laboral se abre paso en Europa como bálsamo para el mercado de trabajo
¿Trabajar menos por el mismo
dinero? ¿Y que sea la mejor opción no solo para el empleado, sino también para
la empresa? Así lo creen en Suecia. Tanto, que han puesto en marcha un programa
para testar la efectividad de esta medida. Pero no se trata de un hecho
aislado. En Alemania ya se debate abiertamente introducir una semana de 30
horas. ¿Podría calar esta solución a nivel global?
Seis horas será el tope de
una jornada laboral para varios trabajadores municipales en Gotemburgo, la
ciudad sueca donde se va a poner en marcha el sistema con el que pretenden
probar que un día más corto incrementa la efectividad y la productividad de los
empleados. Su rendimiento se comparará con el de otro grupo que sí hará la
jornada completa en vigor Suecia, que alcanza las siete horas. El salario será
el mismo para todos ellos.
El Ayuntamiento de
Gotemburgo, impulsor de esta medida, aspira a lograr un mayor ahorro de costes
con el menor horario, a lo que también contribuiría la mejora de productividad
prevista. "Esperamos que el día laboral más corto resulte en que los trabajadores
se pidan menos bajas y que se sientan mejor física y mentalmente",
explicaron desde el consistorio sueco a medios locales.
¿Semana de 30 horas?
En Alemania aún no se han
decidido a poner en práctica un planteamiento así, pero en el Gobierno de
Angela Merkel están considerando seriamente adaptarse a una semana laboral de
30 horas sin recortes en la remuneración. Esta opción, planteada en enero por
el sindicato IG Metal, el mayor del país germano, venía con límites, ya que los
representantes de los trabajadores ceñían este plan a las familias con hijos
menores.
Sin embargo, la onda
expansiva de la propuesta ha traspasado las paredes sindicales y la prensa
alemana ya se ha hecho eco del apoyo que está recibiendo por parte de expertos
e incluso políticos, que apoyan su aplicación progresiva y generalizada a todos
los trabajadores, al margen de si son padres o no. Como principal argumento
para su defensa, consideran que podría servir como revulsivo para el paro
creciente, recoge la CNBC en un artículo.
Esta corriente cuenta con
creyentes hasta en la ciudad de la City, donde un becario murió por exceso de
trabajo. Londres avivó el debate sobre la necesidad de regular de las jornadas
de trabajo tras conocerse el fallecimiento de Moritz Erhardt, becario de Bank
of America, que fue encontrado sin vida en su habitación tras una maratoniana
sesión de 72 horas de trabajo ininterrumpido.
Anna Coote, directora del
think tank británico Nef, reclama la semana de 30 horas siempre que tiene
ocasión. "Es hora de hacer que la 'jornada partida' se convierta en la
nueva 'jornada completa'", afirmaba poco después de que el fallecimiento
de Erhard ocupase portadas en todo el mundo.
Hace
pocos días insistía en la cuestión en declaraciones al Telegraph. "Menos
horas de trabajo consiguen una fuerza de trabajo más comprometida y
estable", apunta Coote, quien recuerda que hay experimentos similares que
se han probado efectivos, como el que se llevó a cabo en el estado
estadounidense Utah, que convirtió los fines de semana de los empleados
federales en descansos de tres días.
No
es para todos
Los
defensores de la reducción de la jornada laboral ponen sobre la mesa los datos
de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), que comparan la
productividad de sus países miembros con su PIB y concluyen que los empleados
más productivos tienden a pasar menos horas en la oficina.
Por
su parte, la Organización internacional del Trabajo apuntaba en un informe de
2012 que el "exceso de trabajo" repercute en una peor salud.
Sin
embargo, no todos confían en que esta fórmula pueda introducirse de forma
generalizada sin una pérdida de competitividad por parte de las empresas,
especialmente teniendo en cuenta el tipo de jornadas laborales que se practican
en países como China o Bangladesh, grandes exportadores a Occidente.
Mientras,
que en Francia un empleado medio trabaja unas 1.480 horas al año, en Singapur
la cifra se eleva hasta las 2.300 horas. En Alemania, la media baja a 1.400
horas anuales, mientras que en España ronda las 1.700. "Es una cuestión
cultural profundamente arraigada. En Asia la gente está mucho más interesada en
la acumulación de capital", apunta un experto de la consultora Page Group.
Otra
cuestión que incomoda a quienes no apuestan por esta solución es el salario. La
preocupación de muchos representantes sindicales es la posibilidad de que la
reducción de jornada viniese acompañada de una bajada de sueldo equiparable, lo
que acabaría empeorando la calidad de vida del trabajador.