viernes, 29 de julio de 2016

Ya es Viernes...!!!


Ventajas e inconvenientes del teletrabajo, ¿sueño hecho realidad o más bien pesadilla?

Ventajas e inconvenientes 

del teletrabajo 

¿sueño hecho realidad o más bien pesadilla?

Lo cierto es que la idea de trabajar desde casa suena muy bien. Olvidarse de los atascos para llegar al centro, del bullicio de la oficina, de aguantar al jefe a nuestro alrededor… Está claro que trabajar en nuestro hogar puede parecer una bendición, sobre todo si sigues nuestros trucos para mejorar tu productividad. Pero la verdad es que este sistema implica ventajas y desventajas importantes, que vale la pena conocer y valorar.


De hecho, hace tiempo leímos un estudio que demostraba cómo los jefes nos evaluaban por detalles como la hora de entrada sin considerar la duración de la jornada ni el trabajo llevado a cabo, así que a muchos les encantará dejar de lado el complicado mundo de la oficina. Si estás pensando en dar el salto, atención a este artículo con una serie de detalles a considerar.

¿Quién puede trabajar desde casa?

Normalmente, los trabajos que se pueden llevar a cabo en casa son los propios de una oficina, en los queel ordenador se convierte en nuestra herramienta principal, e Internet en la forma de comunicarnos. Algunos de lo más comunes son administrativo, teleoperador, traductor, profesor de idiomas por medio de videollamada… y escribir en un blog, sin ir más lejos. Eso sí, en general este tipo de puestos no suelen estar muy bien pagados, pero depende mucho de cada caso, porque algunas grandes empresas tienen planes de teletrabajo.

También desde casa podemos realizar pequeñas tareas como manualidades u otros procesos repetitivos, pero en general nos pagarán incluso menos. Si vemos un anuncio del tipo “Gana dinero por Internet” debemos desconfiar, e investigar qué nos está ofreciendo. Es probable que se trate de una estafa, ya que tal y como está el mercado laboral a día de hoy no es normal una oferta en la que no nos exijan experiencia o formación.

Ventajas importantes…
En principio la idea de poder ganar dinero sin salir de nuestro hogar resulta muy atractiva, y no podemos negar que tiene aspectos positivos a considerar. Aquí presentamos los cuatro factores de más peso a la hora de apostar por el teletrabajo:


Ahorro de tiempo y dinero: la calidad de vida tiene mucho que ver con la cantidad de tiempo libre que nos queda tras la jornada laboral. Obviamente, si tenemos que coger autobuses, cercanías o metro para llegar al trabajo, podemos fácilmente sumar una hora de ida y otra de vuelta al tiempo que dedicamos a nuestra empresa. Y el transporte tampoco resulta especialmente barato. Trabajando en casa, nuestro trayecto a la oficina durará 30 segundos.


Comodidad: si has formado parte de una de esas ridículas compañías en las que hay que ir de traje, seguro que te atrae la idea de trabajar en pijama. No sólo es más confortable, sino que ahorrarás bastante en ropa. Y mientras estás delante del ordenador escucharás tu música favorita, con un buen café al lado (nada de café de máquina de vending) y en una silla ergonómica escogida por ti. La diferencia puede ser brutal.


Posibilidad de hacer varias tareas: es importante mantenerte concentrado mientras trabajas o tu productividad bajará estrepitosamente, pero nada te impedirá poner la comida al fuego cuando llegue la hora o bajar al supermercado a por un refresco. Además, los descansos los pasarás haciendo las cosas que te gustan, ya sea tirado en tu sofá favorito o pegándote una refrescante ducha.


Jornada flexible: resulta clave tener horarios definidos y cumplirlos, pero si estás en tu casa te puedes organizar mejor. ¿Por qué trabajar de 9:00 a 13:00 y de 16:00 a 20:00 cuando a ti lo que te apetece es de 10:30 a 14:30 y de 20:00 a 00:00? Si tus tareas lo permiten puedes hacerte tu propia planificación aprovechando, por ejemplo, las horas en las que sabes que rindes más.


…y graves inconvenientes

Trabajar desde casa también tiene su lado oscuro, y muchas veces no lo descubrimos hasta que ya es demasiado tarde. Para que estés prevenido de lo que te vas a encontrar, te dejamos los cuatro problemas más importantes:


Costes asociados: si no negociamos bien nuestras condiciones, podemos acabar asumiendo gastos que no tendríamos si trabajásemos en una oficina. Por ejemplo, consumiendo más electricidad en nuestro hogar, contratando una acceso a Internet más caro del que necesitamos para temas personales, renovando nosotros el ordenador llegado el momento… Son detalles importantes que hemos de vigilar.


Pérdida de concentración: sí, levantarse de vez en cuando a realizar una pequeña tarea doméstica no representa un problema, pero el riesgo de distracciones es enorme. Mirar el Facebook, recibir visitas, vigilar a los niños… Si no nos centramos en nuestro trabajo, al final lo acabaremos haciendo mucho peor que en una oficina, y tardaremos más tiempo. Así que en este aspecto la organización resulta clave.


Síndrome del ermitaño: en una empresa siempre tratamos con otras personas, aunque no haya mucha confianza, y además hacemos contactos profesionales. Estar 8 horas al día solo puede resultar un poco triste, y si el proyecto es nuestro y le dedicamos más horas acabaremos por sentirnos aislados socialmente. Así que veo importante planificar qué rato vamos a salir de casa cada día (para hacer deporte, por ejemplo) y cuándo dedicaremos tiempo a la familia y los amigos.


Jornadas de 24 horas: ya sea por abuso del jefe o exceso de responsabilidad propia, a veces el teletrabajador acaba por implicarse demasiado. Hay que tener claro que la jornada dura lo que dura, y que no puedes estar trabajando todo el día… ¡si te aburres, ponte a ver la tele! Y, desde luego, tampoco debemos estar disponibles siempre, hay que dejar claro que a veces no podrás atender ni siquiera las urgencias.


¿Vale la pena el teletrabajo?

Depende por completo de si eres capaz de adaptarte a él, y del resto de condiciones del puesto. Es decir, podemos considerar que trabajar desde casa representa un punto a favor de una oferta laboral, pero hemos de valorar este factor junto al salario, horario, realización personal, posibilidades de ascenso… No debemos dejar que nos paguen menos por hacer el trabajo en casa, porque seguramente el empresario ya ahorra costes con esta política, como alquiler, suministros y mantenimiento de los locales.

La verdad, creo que vale la pena probar la experiencia de trabajar desde casa. Es probable que te acabe convenciendo y, si no es así, la verdad es que los puestos convencionales resultan mucho más comunes. Así que no te puedo recomendar trabajar desde casa con total convencimiento, porque ya hemos visto que implica ventajas y desventajas, pero sí que le des una oportunidad a esta forma de conciliar la vida laboral y la personal.



Cartelera


miércoles, 27 de julio de 2016

Las redes sociales hablan

Las redes sociales hablan


Estrategias de manipulación

Estrategias de manipulación


El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios.(1)

1. La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. 

Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.


4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.


5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.



6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar, e inculto…



9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

(1) Según Wikipedia: Chomsky, en cambio, no es el autor de “las 10 estrategias de manipulación mediática”, texto que se ha convertido en un fenómeno viral en Internet. El verdadero autor es el francés Sylvain Timsit. El documento fue publicado por primera vez en francés, en el año 2002, con el título original “Stratégies de manipulation”, en la websyti.net. El copyright del texto es de esa fecha y de dicho lugar y el texto todavía se encuentra en el sitio web de origen. El origen de la falsa atribución a Chomsky, estaría en el error que en su día cometió la agencia Pressenza, según ha manifestado Timsit.

https://lanaveva.wordpress.com/2012/03/10/estrategias-de-manipulacion/

Evolución



Barreras al teletrabajo

Barreras al teletrabajo

El excesivo arraigo de la cultura presencial impide el desarrollo de la labor a distancia

Sabel Reyes (40 años) se levanta a las 6.45, se ducha, se viste, desayuna en una cafetería del barrio mientras ojea el periódico y se va a trabajar. Una rutina similar a la de muchos españoles, con la particularidad de que cuando Sabel termina su café con leche y sus tostadas es a su casa adonde regresa para iniciar su jornada laboral. Forma parte de ese 6,6% de trabajadores (aproximadamente, 1.200.000) que, según el último informe Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo, practican el teletrabajo en España.


Unas cifras exiguas en comparación con las de otros países de la Unión Europea. Y más si se tiene en cuenta que Internet o la nube han posibilitado que esta modalidad sea hoy tecnológicamente accesible para muchas más personas. El fuerte arraigo que la cultura de la presencia tiene todavía en España es, para los expertos, uno de los principales obstáculos. “La sensación de pérdida de control que supone tener a parte del equipo trabajando desde casa provoca mucho miedo. Para que el modelo tenga éxito es imprescindible concienciar a los mandos de que un trabajador puede sacar adelante sus tareas sin necesidad de una supervisión visual permanente”, recalca Ángel Largo, socio director de Grupo Solutio.

Entre las ventajas del trabajo en remoto figuran la reducción de costes, el aumento de la productividad, la disminución del absentismo o la optimización de tiempos al suprimirse los desplazamientos. El concepto de trabajo por objetivos es clave. “Hoy en día todo es medible. Si Google está interesado en un especialista de Arkansas, no le pide que vaya a trabajar a Silicon Valley. Lo contrata y mide su desempeño por objetivos”, afirma David Blay, autor de ¿Por qué no nos dejan trabajar desde casa? Este periodista freelance asegura que es necesario romper con algunas inercias que siguen imperando en las organizaciones, como la de equiparar eficiencia a duración de la jornada. “¿Quién es más productivo, el que pasa ocho horas delante del ordenador o el que consigue terminar sus tareas en tres?”.

De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), sólo el 22% de las empresas nacionales cuentan con programas de teletrabajo. Pero incluso aquellas que se lanzan a abrazar sus bondades pagan la novatada. “Las empresas deben aprender que por el hecho de que el trabajador esté en su casa no va a estar las 24 horas del día disponible para ellas, ni que las tareas van a estar hechas antes”, comenta Arancha de las Heras, directora general de CEF, una editorial que está a punto de publicar con este sello El teletrabajo en España: un análisis crítico de normas y prácticas. malentendidos

No aclarar con el empleado quién costea los gastos de la oficina en casa o el uso que se permite de esos equipos fuera del trabajo también integran ese catálogo de errores. De igual forma, el trabajador necesita un rodaje. De las Heras recuerda que teletrabajar “no es compatible con atender al fontanero, cuidar a los niños o hacer la compra. Dentro de una cierta flexibilidad, conviene que el trabajador se marque unas rutinas y unos horarios. Sus compañeros necesitan saber a qué horas está conectado si se quiere que realmente la distancia no se note”.

A la canaria Sabel Reyes su pequeña liturgia del desayuno fuera de casa le permite ponerse “en modo laboral” cada mañana. Trabaja como directora asociada de Talento Global en Amadeus. Lo hacía en Madrid, hasta que hace ocho años circunstancias personales la obligaron a regresar a la isla. Llegó incluso a presentar su renuncia, pero entonces su jefe le ofreció la posibilidad de continuar trabajando desde casa. “El primer día fue duro, nunca había trabajado así y fue preciso un aprendizaje. Pero el balance es muy positivo porque me ha permitido compatibilizar mi vida personal con la profesional”, afirma. No es la única. El 10% de los cerca de 800 empleados que Amadeus tiene en Madrid realizan al menos una parte de su trabajo de forma remota. Para acogerse al plan sólo necesitan cumplir tres requisitos: “Que lleven un mínimo de dos años en la empresa, que su superior directo lo apruebe y que alcancen los objetivos que se les marque”, enumera Valle Rodríguez, su directora de Recursos Humanos.

La dosis de invisibilidad que inevitablemente acompaña al teletrabajador puede provocar que no se le pida opinión o que quede descolgado de posibles promociones. Por eso, aconseja Arancha de las Heras, “es vital no perder el contacto con la empresa, acudir a las reuniones importantes e incluso, si es posible, realizar algunas jornadas en la sede física”. Sabel Reyes viaja unas dos veces al mes a Madrid. “Trabajar en remoto es solitario. Echas de menos el contacto humano y tomar un poco más la temperatura del ambiente laboral”, lamenta. La comunicación es clave para contrarrestar esa sensación de aislamiento. “A veces lo más fácil es mandar un correo electrónico, pero yo me obligo a coger el teléfono, a hablar con la persona. Para que mis compañeros sepan que estoy disponible y que también ellos me pueden llamar cuando quieran. Que no me van a molestar si lo hacen, porque me van a encontrar trabajando”.


INTEGRACIÓN A TRAVÉS DEL EMPLEO REMOTO
El proyecto Discaltel nació en 2009 como una iniciativa de la Asociación Española de Expertos en la Relación con Clientes (AEERC). Su objetivo es lograr la integración de personas con discapacidad en plataformas de contact center. En la actualidad hay 11 grandes empresas del sector adscritas al programa, que desde su inicio ha dado trabajo a 1.700 personas con discapacidad, 44 de las cuales son teletrabajadores. “Para las personas con graves problemas de movilidad o que viven muy alejadas de los centros de trabajo, el teletrabajo es casi su única opción de conseguir un empleo remunerado. Supone un cambio radical en sus vidas, los ayuda a realizarse y a ser más independientes”, resalta José Luis Goytre, presidente de AEERC. 

Marino Muñoz (47 años) es uno de esos teletrabajadores. Padece distrofia muscular, una enfermedad degenerativa que le obliga a desplazarse en una silla de ruedas. Vive en Madrid y hace siete años que empezó a trabajar como teleoperador en DKV Integralia. Desde hace uno y medio lo hace desde casa. “Si tuviera que ir a la oficina tendría que coger tres autobuses, y esperar que la rampa funcione y que no haya ya un carrito de bebé u otra silla de ruedas dentro”, explica. Trabaja media jornada por las tardes, de tres a ocho. Estar solo “es un poco aburrido”, comenta. Pero le gusta su trabajo y se considera afortunado de estar en una empresa que no discrimina, confía en su valía y cuida de él. Un lugar en el que puede demostrar “que las personas con discapacidad trabajamos igual o mejor que cualquiera. Porque muchas veces la mayor barrera arquitectónica está en la mentalidad de las personas y de los empresarios”.


martes, 26 de julio de 2016

Las redes sociales hablan

Las redes sociales hablan


¿En qué trabaja la gente más feliz?

¿En qué trabaja la gente más feliz?



¿Los agricultores son más felices que los músicos? ¿Los sacerdotes están más satisfechos con su vida que los políticos? ¿La gente es más feliz si tiene un trabajo bien remunerado?

La Oficina Nacional de Estadística de Reino Unido lleva los tres últimos años recopilando datos y ahora What Works Wellbeing (un centro de investigación financiado por el Gobierno de Reino Unido) los ha comparado para analizar bien estas cuestiones. Los resultados obtenidos son muy interesantes, al menos para mí, que soy una friki de la felicidad. ¿Cuáles son las co
nclusiones?


El dinero ayuda, pero tampoco tanto

El nivel de satisfacción en la vida depende hasta cierto punto del sueldo, pero va dependiendo menos a medida que el sueldo aumenta. En el gráfico de abajo, se mide la satisfacción media en el eje vertical y el sueldo en el horizontal. La satisfacción aumenta a medida que se gana más dinero. Pero eso no lo es todo. Los corredores de bolsa, que ganan de media unas 120.000 libras al año (unos 144.000 euros), están en la media en cuanto a nivel de satisfacción. Por otro lado, los miembros del clero, que cobran una media de 20.000 libras (unos 24.000 euros) al año, están tremendamente satisfechos con su trabajo (aunque en su trabajo se les proporciona alojamiento, así que quizá este sueldo sea artificialmente bajo). Igual ocurre en el caso de los dirigentes y los representantes electos.


¿Quiénes son los más felices?

La encuesta se centra en cuatro cuestiones: el nivel de felicidad que los participantes afirmaron experimentar el día anterior, el nivel de ansiedad del día anterior, el nivel de satisfacción con sus vidas y el nivel de utilidad que le atribuyen a sus vidas. Lo que más me interesaba eran los puestos de trabajo con los empleados más felices. Al parecer, entre ellos se encuentran las profesiones relacionadas con el deporte: jugadores, entrenadores, monitores de gimnasio, bailarines, etc. Y también aquellos que se dedicaban a cosas más artesanales, como los tejedores, los tapiceros o los fabricantes de cerámica o de cristal. Los agricultores también son bastante felices. Los presidentes ejecutivos y los dirigentes electos también son muy felices, quizá debido a que sienten que tienen el control. Por irónico que parezca, los orientadores profesionales no son muy felices. Quizá deberían echarle un vistazo a estos datos.

La relación entre el sueldo y el nivel de felicidad parece ser irrelevante (no como entre el sueldo y el nivel de satisfacción con la vida). Tampoco existe correlación entre el sueldo y el sentimiento de que la vida merece la pena o es útil. El clero está a la cabeza en esta clasificación (otra vez), pero el resto del patrón cambia. Las profesiones terapéuticas -practicantes médicos, psicólogos, terapeutas, etc.- dominan los diez primeros puestos de la clasificación. Los músicos son los terceros (por detrás del clero y de los representantes electos).

¿Quiénes experimentan menos ansiedad?

¿En qué profesiones se experimenta menos ansiedad? Los datos son un poco confusos en este apartado. Puede que esto se deba al reducido tamaño de la muestra (si no, no me explico por qué los podólogos sienten tanta ansiedad). Los mineros están a la cabeza en cuanto a la ansiedad, posiblemente porque desempeñan una profesión peligrosa dentro de un sector que cada vez es más reducido económicamente. Pero lo más raro es que los profesionales con menos ansiedad son precisamente los que pensé que más la experimentarían. ¡El personal de ambulancia! ¡Los técnicos en emergencias sanitarias! ¡¡¡Los controladores aéreos!!! Supongo que ese tipo de trabajos solo atraen a personas capaces de mantener la calma en situaciones de estrés. No he visto ningún estudio al respecto, pero me pica la curiosidad por saber si mi corazonada se cumple.

Los puestos de trabajo creativos, activos y espirituales nos hacen más felices

De todas formas, la conclusión más clara que se deduce de los datos es que el dinero no influye de manera relevante en el nivel de satisfacción con la vida, en el nivel de felicidad, en la sensación de que la vida merece la pena o en el nivel de ansiedad. Parece que tener un trabajo relacionado con la fe, el deporte, la música o la naturaleza hace más feliz a la gente, aunque ser director general o representante electo también hace el apaño. Si padeces ansiedad, hazte técnico en emergencias sanitarias, ¡es la solución! Es broma. Supongo que la conclusión final es que nunca hay que tomarse los datos demasiado en serio, dado que se basan únicamente en una muestra de la población, y a veces es difícil separar causa y efecto.

Este post fue publicado originalmente en la edición de Reino Unido de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.

Viñet@s






lunes, 25 de julio de 2016

BASTA YA DE SANCIONES EN ATENTO: EL DÍA 26 NOS CONCENTRAMOS EN MADRID

BASTA YA DE SANCIONES EN ATENTO: EL DÍA 26 NOS CONCENTRAMOS 
EN MADRID

Empresas como Atento, que parecen instaladas en la época del Pan y Cebolla y la prehistoria laboral, recurren con demasiada frecuencia a la represión, la sanción y el castigo para tratar de frenar la enérgica acción sindical combativa de CGT, tal vez acostumbradas a otra “clase” de sindicalismo mansurrón, pastelero y “moderno” que rehúye el conflicto y se presta con tanta facilidad a la claudicación y la paz social.


  Y, pese a que una y otra vez tropiezan con el implacable muro de la justicia y la legalidad, siguen erre que erre tratando de ganar miserablemente tiempo para perpetrar sus fechorías contra l@s trabajador@s teniendo a afiliad@s y delegad@s de CGT fuera de combate – o eso creen – durante unos meses, quizás con la vana esperanza de que se harten y se larguen de la empresa o acepten un sucio caramelo envenenado en forma de despido pactado. Ahora se les ha ocurrido sancionar a tres afiliad@s de la CGT (Juan, Rubén y Montse, secretaria general de la sección estatal de CGT Atento) con dos meses de empleo y sueldo para ver si así consiguen reprimirnos y amordazarnos, por motivos completamente absurdos que encubren otras intenciones.

  Con lo que tampoco parecen contar es con los mecanismos de solidaridad que CGT siempre pone en marcha en estos casos, ya que si nos tocan a un@ nos tocan a tod@s y esto queremos que sea algo más que un bonito eslogan. Por ello estamos tod@s convocad@s a nivel estatal el próximo día 26 de julio, desde las 14 hasta las 15:30 h., ante el centro de trabajo de Atento en C/ Santiago de Compostela, 94 de Madrid. Esta vez nos van a oír de verdad: 
SI NOS TOCAN A UN@ NOS TOCAN A TOD@S. 
RETIRADA DE LAS SANCIONES 
A AFILIAD@S A CGT YA.


Fr@ses