lunes, 23 de enero de 2017

EMPRECARIO Nº49: 26 de enero: Huelga


LUNES FEMINISTA: El espejismo de la igualdad: hombres que creen que comparten las tareas de la casa

El espejismo de la igualdad: hombres que creen que comparten las tareas de la casa
En la última década, el número de parejas con dos ingresos y la participación de los hombres en el hogar ha aumentado, pero el reparto de tareas sigue siendo desigual.

"Piensan que hacen mucho pero en realidad no llegan a asumir la planificación del cuidado. Por eso muchas mujeres se lamentan", dice la investigadora principal de MenRolesProject.

Cuanto más desigual es la distribución de tareas, mayor es la brecha de género en el mercado laboral, según refleja el informe Spanish Gender Gap de Fedea.


El chat de whatsapp de Raquel y sus amigas echa humo. Algunas acaban de pasar la treintena, otras están más cerca de los cuarenta, pero a todas les une una circunstancia vital: sus hijos han nacido en el último año y medio, y su vida profesional y de pareja (heterosexual) echa chispas. "Ayer llegué a casa del trabajo y me puse a hacer cosas de la casa, las que me dejó el nene. Llegó la hora de cenar y Juan no llegaba. Cuando apareció, el niño ya estaba dormido. Me dijo que había estado en el gimnasio. Yo no había tenido tiempo ni de ducharme", dice Carol, que ha pedido una reducción de jornada para poder atender a su hijo por las tardes. "Me paso el día haciendo cosas y él llega y dice que no es para tanto y que tengo suerte de tener a alguien como él que hace cosas en casa", se queja Alicia, que cogió una excedencia por cuidado de hijo y cuyo hogar se sostiene económicamente con el sueldo de su marido, que ha ampliado sus responsabilidades.

Sus conversaciones son más que una anécdota, son la imagen de una realidad que se resiste a cambiar: las mujeres, también las jóvenes, siguen cargando en mayor medida con el trabajo doméstico y de cuidados; los hombres asumen más que las generaciones anteriores, pero el reparto aún está lejos de ser equitativo. "Desde 2002 hasta ahora se ve un pequeño aumento de su participación en las tareas domésticas, que tiene que ver con la bajada del empleo. Ha habido un reajuste interno, ahora hay más parejas con dos ingresos y donde ambos trabajan a jornada completa. Los padres jóvenes están más implicados que sus padres pero la desigualdad sigue existiendo. Ellas siguen siendo las principales responsables del cuidado", resume la socióloga y profesora de la UNED Teresa Jurado.

Las encuestas revelan que las generaciones jóvenes se identifican con valores de igualdad en la familia y rechazan el modelo tradicional con una división asimétrica de las tareas. Según el último estudio Familia y Género del CIS, de 2012, el 88,9% de los hombres y el 92,5% de las mujeres prefieren un modelo de familia en el que los dos miembros de la pareja participen de los ingresos y las tareas de cuidado.

El día a día, sin embargo, muestra una realidad diferente. Las mujeres dedican diariamente 2,5 horas más al día que los hombres a tareas domésticas y de cuidado, 1,4 horas menos al trabajo remunerado y 1 hora menos al ocio y el tiempo libre, según recoge el informe Spanish Gender Gap, de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). La llegada de un hijo, subraya el informe, ahonda ese reparto desigual de tareas.

Laura Baena, fundadora del club Malasmadres, tiene claro que para lograr la añorada conciliación en el mundo laboral que permita una racionalización de los horarios, antes hay que lograr la corresponsabilidad. La última campaña de sensibilización de este club se llama Somos Equipo y se crea bajo el lema "Por una conciliación real, una sociedad igualitaria. Por la corresponsabilidad". En una reciente entrevista en eldiario.es Baena se preguntaba, "La mujer ha entrado en el mercado laboral. ¿Cuándo va a entrar el hombre en el hogar? Las mujeres acaban teniendo dos jornadas de trabajo"

"Es cierto que el concepto de paternidad comprometida está cada vez más presente entre los padres españoles jóvenes. Ahora bien, algunos hombres se han implicado en los cuidados pero otros reproducen en mayor o menor medida las pautas de las generaciones anteriores. Algunos hombres se consideran igualitarios porque “participan” más en el cuidado respecto a sus propios padres pero eso no les convierten automáticamente en padres comprometidos o corresponsables", explica la investigadora Teresa Martín, investigadora principal de MenRolesProject, una iniciativa del Departamento de Población del CSIC. Martín cree que el margen para que, de facto, hombres y mujeres sean corresponsables de cuidados e ingresos es muy amplio.

Jurado y Martín describen varios modelos de paternidad que conviven actualmente. "Hay parejas que intentan hacerlo de otra forma. Padres que adaptan sus empleos a su paternidad. Padres que aportan más tiempo, aunque en su pareja la responsabilidad principal es de la madre. Otros padres se implican solo por las tardes y los fines de semana, y los hay también ocasionales, con muy poco tiempo para cuidar y que se ven a ellos mismos como sustentadores principales".

Teresa Jurado es coatura del libro Padres y madres corresponsables. Una utopía real, para el que entrevistaron a decenas de parejas. Íñigo y Vanesa son una de ellas. Él es ingeniero de energías renovables, ella es asesora laboral, y tienen dos hijos de cinco y tres años. Después de que nacieran, Vanesa redujo su jornada en tres horas diarias. "Ya lo teníamos pensado desde el principio, desgraciadamente es lo que hace la mayoría, ella cuida más que él. En nuestro caso él es el que más gana y económicamente nos sale mejor. Si los sueldos hubieran sido al revés hubiera sido otra la elección", asegura ella. Su organización no la ha perjudicado en su empleo, donde ha aumentado de categoría, algo que, sabe, "no es lo habitual" en su situación.

Sus horarios condicionan el reparto de tareas. Vanesa sale a las tres, recoge a sus dos hijos y pasa la tarde con ellos. "Él lleva al mayor al colegio, tiene cierta flexibilidad para entrar y salir, les puede llevar al médico", explica Vanesa. Cuando acaba su trabajo, a las siete, Íñigo va a casa a encargarse de cenas, baño, "lo que toque". "Hacemos un reparto muy equitativo. En su caso es lo que ha visto en casa porque su padre también era un hombre muy implicado, no era así en la mía. Sí creo que tengo suerte de haber dado con un hombre como él, en general las parejas de mis compañeras hacen menos", reflexiona ella.
 
Participativos, pero no corresponsables


El desequilibrio va más allá del tiempo. Tiene que ver también con el tipo de tareas que asume cada miembro de la pareja y con quién toma las decisiones. "Un reparto verdaderamente igualitario de las tareas de cuidado implicaría que ellos también se responsabilicen y sean los encargados de la gestión y el control de los cuidados, aún cuando la madre esté presente. Por ejemplo, que decidan también qué tiene que comer el niño o niña (no sólo darle la papilla que prepara la madre), si necesita ropa nueva (no sólo ponerle la que le deja la madre ya preparada por las mañanas), qué hay que meterle en la mochila para ir a la escuela infantil (no sólo cogerla cuando van a salir de casa), concertar citas con el médico (no sólo llevarlo), buscar una cuidadora (no delegar la tarea sólo a la pareja)...", explica la investigadora de Men Roles Project.

Ese es uno de los motivos, apunta Martín, por el que algunos hombres que se consideran igualitarios porque participan más en el cuidado de lo que lo hacían las generaciones anteriores no sean en la práctica padres corresponsables. "Piensan que hacen mucho pero en realidad sólo son participativos o accesibles, sin llegar a asumir la toma de decisiones o planificación del cuidado. Por eso muchas mujeres se lamentan. Ellos creen hacer mucho pero en realidad hacen aquello que planifica y decide la pareja e incluso delegan tareas si ella está presente.".

Lo que sucede en los hogares condiciona el mercado laboral. El informe Spanish gender Gap de Fedea desgrana decenas de datos que muestran cómo el desequilibrio en el reparto del trabajo de cuidados afecta a la desigualdades que existen en el mercado laboral. "Cuanto más desigual es la distribución de tareas domésticas dentro del hogar, mayor es la brecha de género en la participación laboral", señala el informe. Más tasa de paro, de temporalidad, y de contratos a tiempo parcial no deseados entre las mujeres, brecha salarial, o segregación ocupacional son algunas de las consecuencias.

Aunque con variaciones sobre su aplicación, cada vez más voces coinciden en que la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad es de las medidas clave para romper este desequilibrio: implicaría desde el principio a los hombres en los cuidados, cambiaría la percepción social de que el cuidado es tarea principal de las madres, y contribuiría a evitar la discriminación laboral por maternidad.

No es la única: las cuotas, la racionalización de horarios y extender los servicios públicos de cuidados son otras de las políticas públicas que están sobre la mesa. Medidas que sirvan para romper con una inercia que, explica la investigadora del CSIC Teresa Martín, está muy asentada. "Aún existe una concepción generalizada en la sociedad y entre algunas parejas e incluso mujeres por la cual la maternidad es un fenómeno que las atañe sobre todo a ellas y por lo tanto, son las que acaban asumiendo estas medidas para cuidar. No se puede llegar a ser padre comprometido si la orientación al empleo es tan fuerte como para darle siempre prioridad al trabajo frente al tiempo familiar y personal".

lunes, 16 de enero de 2017

LUNES FEMINISTA: Qué significa SER UN CUÑAO

Qué significa SER UN CUÑAO



Un CUÑAO es esa clase de persona que, sea lo que sea, no importa de lo que estemos hablando, él siempre sabe hacerlo MEJOR y/o conoce a alguien que lo hace MÁS BARATO.

Un CUÑAO entiende de cualquier tema (aunque no tenga ni zorra idea) y él todo lo resuelve EN-DOS-PATÁS. No me explico cómo tú llevas días comiéndote la cabeza para encontrar la solución a un asunto que no te deja pegar ojo, con la solución tan sencilla que él tiene. Para todo. Fútbol o astrofísica, da igual, él tiene soluciones mágicas para todo.

Un CUÑAO te hará sentir idiota cada vez que abras la boca. Tú eres medio lerda buscando soluciones complicadas, y él abre la boca y te desarma. ¿Cómo es que eres TAN ESTÚPIDA que no lo has visto antes? 
Un CUÑAO MANSPLAINER es un doble combo: le reconocerás porque cuando se dirija a una mujer empezará sus frases con un “NO, MIRA, VERÁS TE EXPLICO” y te dará una charla sobre CUALQUIER COSA aunque tú domines el tema mejor que él. ¿Que te duelen los ovarios? No, mira, verás, te explico, lo que te pasa es que… ¿Que te da miedo el parto? No, mira, verás, te explico, no tienes que tener miedo porque… ¿Que no te sube la leche y estás preocupada por el bebé? No, mira, verás, te explico, lo que tienes que hacer es… Y así con todo, constantemente.

Un CUÑAO tiene soluciones para cualquier problema que se presente. Él tiene respuestas para todo, y especialmente para dejarte sin palabras y con la boca abierta de pasmo. Un CUÑAO todo lo resuelve más rápido, más fácil, más barato y lava más blanco que cualquiera. Garantizado.

Un CUÑAO tiene consejos para todo. Soluciones rápidas, eficaces y sencillas. Lo que tienes que hacer es… HACERLE CASO AL CUÑAO Y PUNTO.

Un CUÑAO habla de fútbol porque el seleccionador nacional no tiene ni puta idea, y es capaz de resolver los problemas de vestuario del Real Madrid EN-DOS-PATÁS. Aunque no haya visto más de una docena de partidos en lo que va de año, entre Liga, Copa y Champions, y por supuesto no haya jugado al fútbol desde el instituto, o como mucho una pachanguita entre solteros contra casados de su curro. Pero es un CUÑAO y él sabe LO QUE HAY QUE HACER.
Un CUÑAO cum laude te resuelve la crisis, el paro y la corrupción en dos minutos: lo que hay que hacer es ponerle un sueldo de mil euros a los políticos y echar a todos los enchufados a la puta calle. O mejor, por el salario mínimo. Y quitar todos los coches oficiales. PROBLEMA RESUELTO. Bueno, y hacerle Presidente del Gobierno A ÉL, faltaría más, no sea que nos distraigamos de LO IMPORTANTE.

Si comentas que tienes problemas con la ropa y que estás harta de que, no ya en tiendas distintas, sino en la misma tienda dos modelos de pantalón distintos, en uno tengas una talla 38 y en otro una 44 y que te estás volviendo loca para comprar ropa… Un CUÑAO te dirá que no sabes comprar y que en la tienda tal tienes ropa chula (DE MUJER, porque él entiende, claro que sí), barata y de tu talla. O que NO TE RALLES TÍA porque a los tíos les gusta que las mujeres tengan DONDE APRETAR. Claro que sí, porque todos tus complejos, todos tus problemas con la ropa, todas tus inseguridades GIRAN ALREDEDOR DE SU POLLA, otra cosa es que ni se lo plantea.

¿Recuerdas aquel informe sobre los tipos morfológicos de los cuerpos femeninos, aquello de “campana, diábolo o cilindro”? Cuantísimo dinero malgastado inútilmente, porque si le preguntan a cualquier CUÑAO os dirá que los cuerpos de las mujeres se dividen en tetudas, culonas o palillos. Bueno, y GORDAS, pero las gordas no son mujeres porque las gordas DAN ASCO.
¿Que se te ha estropeado el calentador y tienes que llamar al servicio técnico y esperar tres días a que traigan la pieza de Alemania, porque está en garantía? ¡El CUÑAO conoce a alguien que te lo arregla en media hora, mujer! Y más barato.

¿Que el coche te hace un ruido raro? ¡No lo lleves a tu taller de confianza de toda la vida, ni mucho menos al servicio técnico oficial, que ahí te timan, que el CUÑAO lo sabe! Lo que tienes que hacer es llevarlo al taller de SU CUÑAO Pepe, que te lo arregla más rápido, más fácil, más barato y lava más blanco que cualquier otro mecánico. Garantizado. No importa que a él la vez que se le quedó el coche sin batería no supiera ni dónde tenía que enchufar las pinzas, ES UN CUÑAO y sabe cómo se tienen que hacer las cosas.

Un CUÑAO no tiene hijos, o si los tiene, no sabe a qué curso van, recuerda vagamente la edad que tienen, no tiene ni puta idea del nombre de su pediatra ni el de su tutor/a, y si le preguntas por ejemplo si han tenido piojos en el último año pondrá cara de confusión. Pero, ¡eh, eso sí! el CUÑAO tiene soluciones para la educación de TUS HIJOS. De los suyos, si acaso, se encarga su mujer. Un CUÑAO cree que en caso de divorcio la custodia compartida debería ser impuesta por cojones sean cuales sean las circunstancias porque las mujeres son unas víboras que se quedan con TU piso y con TU dinero.

Al CUÑAO premium las paellas le salen como nadie. MEJOR QUE LAS DE TU MADRE, porque tu madre no tiene ni idea de cocinar al lado de cualquier CUÑAO del mundo. El CUÑAO es el único de todo el grupo que DICE QUE SABE cómo encender una barbacoa, aunque luego no prenda la chispa ni a tiros. Culpa de las ramas, que están verdes, por supuesto, faltaría más, NO QUEREMOS OFENDER LA ANCESTRAL SABIDURÍA CUÑADA.
A un CUÑAO le cuentas que tu pareja te controla, que es celoso, posesivo, que te controla el móvil, los mensajes de facebook, que no soporta que salgas a tomar algo con tus compañeros después del trabajo, que opina que tus amigas son todas unas putas y que no deberías quedar con ellas, que te vistes como una zorra… y el CUÑAO te dirá que mira que eres exagerada, que eso es normal, que es que las tías de ahora no tenéis respeto por una relación de pareja y os gusta zorrear. Que EL HEMBRISMO y está castrando a los hombres, que estáis muy subiditas y queréis hacer lo que os de la gana y no puede ser. T_D_S P_T_S.

A un CUÑAO le cuentas que tu ex-pareja te trataba fatal, que te chantajeaba para hacer cosas que no te gustaban, que te hacía daño, que era un celoso obsesivo, que no te dejaba vivir… El CUÑAO te dirá que LO QUE TIENES QUE HACER ES dejarle A LA PRIMERA. ¿A la primera qué, cacho mierda? Si cuando te conté la primera me dijiste que era una exagerada, una paranoica y que estaba todo en mi cabeza. ¿Ahora me vienes a decir que tendría que haberle DEJADO A LA PRIMERA? A buenas horas, colega. Un CUÑAO te dirá que la primera hostia que te de es culpa suya pero la segunda YA ES CULPA TUYA. Y que te defiendas, joder. O que si ya sabes cómo se pone, no le provoques JODER QUE PARECES TONTA. Un CUÑAO no sabe cómo funciona la dinámica del maltrato, ¿no es mejor callarse que meter la pata? No, un CUÑAO PATA NEGRA no se calla ni aunque le digan que está metiendo la pata y que no tiene ni zorra idea de lo que habla.

Un CUÑAO nunca admite que hay temas que se escapan a su conocimiento. Sólo con leer un titular en un periódico que está leyendo otra persona en el bar mientras se toma un carajillo, el CUÑAO ya está dotado de todo el conocimiento necesario para sentar cátedra sobre ese asunto, QUE SE HA INFORMAO, NO COMO TÚ, ni siquiera aunque sea un tema que te afecte personalmente.

Un CUÑAO te dirá que si tu ex te maltrataba, que lo denuncies. Es así de fácil. Denuncia y ya está. ASUNTO ARREGLAO. ¿Y lo que viene después? ¿Y todo lo que eso implica? ¿Denuncias y luego QUÉ? ¿Cual es el proceso a partir de ahí? ¿Y cuánto cuesta ese proceso? ¿Cuánto dura? Ni lo sabe, ni le importa, ni se lo plantea. Da igual. El CUÑAO tiene soluciones rápidas para todo y las consecuencias ni se contemplan, no sé ni cómo no te lo habías planteado, será que ERES TONTA. Lo que tienes que hacer es hacerle siempre caso al CUÑAO, que él resuelve más rápido, más fácil, más barato y lava más blanco que cualquiera. Garantizado.

A un CUÑAO le cuentas que has denunciado a tu ex, y te dirá que HAY MUCHAS DENUNCIAS FALSAS, que las mujeres las ponéis SOLO POR JODER, que POBRES HOMBRES que en cuanto les denuncias tienen que pasar UN FIN DE SEMANA EN EL CALABOZO, porque claro, las denuncias falsas se ponen siempre en viernes, que jode más. Un CUÑAO te dirá que sois unas víboras manipuladoras, que solo con que echéis dos lagrimitas al juez y hagáis un poco de teatro os creen, porque SOLO CON TU PALABRA ya le meten preso, a él, AL POBRE, que le vas a joder la vida. Y que la LIVG no funciona porque siguen muriendo mujeres y que lo que habría que hacer es eliminarla.

Cuando ya está convencido (y le ha costado lo suyo, no te creas) de que lo tuyo no es una denuncia falsa, un CUÑAO te dirá que LO MEJOR QUE PUEDES HACER CON TU VIDA es olvidar y seguir adelante. Que vaya lío en el que te vas a meter, que no merece la pena, que lo dejes estar.

En resumen, un CUÑAO te dirá que las primeras señales de maltrato eres una exagerada, que tienes que dejarle a las primeras señales, que eres tonta por aguantar, que la culpa es tuya por no largarte, que denuncies, que no denuncies, que si denuncias eres una bruja y si no denuncias eres tonta, que tienes que denunciar, que lo mejor que puedes hacer es no denunciar, que la mayoría de las denuncias son falsas y ¡denuncia, mujer! Todo a la vez, el mismo CUÑAO en un corto periodo de tiempo. Con dos cojones, que para eso es un CUÑAO. Hacerle caso en todo a un cuñao es la vía más rápida para volverse loca, y aún así él cree tener razón siempre, cuando dice blanco y cuando dice negro.
Todos tenemos UN CUÑAO cerca, y a veces somos también un poco CUÑAOS, es inevitable, todo español lleva un CUÑAO dentro que sale cuando menos te lo esperas.

Así que, por favor, os pido que dejéis de CUÑADEAR en los comentarios. Y en la vida, ya puestos. El CUÑADISMO no trae nada bueno, perjudica la salud de los que están a vuestro alrededor, aumenta el paro, destruye la capa de ozono y hace llorar al niño Jesús. Cada vez que te comportas como un CUÑAO, Dios mata a un delfín que se ha comido a un gatito que se ha comido a un periquito. No deis consejos antes de haber pensado bien en todo lo que implican, antes de pensar en el coste y en las consecuencias de vuestros consejos, antes de imaginaros si tendríais siquiera el valor suficiente para llevar a la práctica vuestras propias recomendaciones. Y si nadie os ha pedido consejo, cerrad la maldita bocaza. Gracias.

lunes, 9 de enero de 2017

LUNES FEMINISTA: El papel del aliado feminista


El papel del aliado feminista

Querer la misma visibilidad y protagonismo que la mujer hasta en el único día dedicado a ellas no tiene sentido si de verdad se ha entendido que las mujeres estamos invisibilizadas y que ellos ya están sobrerepresentados en todos los ámbitos

Cada vez más hombres se interesan por el feminismo. Está claro que las gafas moradas te las puedes poner independientemente de tu género. Eso no quita, sin embargo, que haya entre ellos mucha confusión con respecto a su papel en la lucha feminista.

Muchos lo han entendido a la primera, a otros les cuesta más comprender exactamente su cometido, pero preguntan; muchos andan con miedo a decir algo inapropiado y otros, directamente, se quejan por no poder participar en la lucha de la misma forma que las mujeres. Éstos últimos, entre todos, son los únicos que crean conflictos.

Suelen ser hombres que se autodenominan "feministas" (pero, espera, ¿un hombre puede ser feminista?, quizás esto da para otro artículo) pero protestan reiteradamente cuando no pueden ser parte protagonista en actos feministas, como las manifestaciones no mixtas (aquellas que se convocan solo para mujeres). En el 7N, por poner solo un ejemplo, cuya cabecera estuvo integrada exclusivamente por mujeres, muchos pusieron el grito en el cielo por esta discriminación hacia los hombres. También cada año, durante las carreras por el Día de la Mujer, hay siempre protestas porque no se les deja participar.

Lo viven como una afrenta, dejando entrever muchas veces un tufillo a “encima que soy feminista”. Como si ser feminista fuera un favor que nos hacen a nosotras. Como si la igualdad no fuera algo deseable y justo para todos independientemente de tu género, sino algo que apoyas porque eres así de majo.

Obviamente, esto indica no haber entendido demasiado. Querer la misma visibilidad y protagonismo que la mujer hasta en el único día dedicado a ellas no tiene sentido si de verdad se ha entendido que son ellas las que están invisibilizadas en una sociedad donde ellos están sobrerrepresentados. Si un hombre se siente agraviado porque hay espacios donde no se le requiere, es síntoma de que tiene aún mucho trabajo interno por hacer.

También pasa en cualquier debate o conversación sobre feminismo. Acostumbrados a tener siempre voz y voto, se topan a veces con situaciones en las que su opinión no cuenta, simplemente por su categoría de hombre. Se ofenden porque las feministas no tienen en cuenta qué tienen ellos que sentenciar sobre sus propias experiencias u opiniones. No es difícil encontrar respuestas del tipo “es que parece que lo que queréis es que estemos callados y asintiendo”.

Esto es verdad a medias. El feminismo no pretende silenciar a los hombres. Lo que busca es que los hombres escuchen, y para eso, primero hay que guardar silencio. En el momento en que, como hombre, pones en cuestión las proclamas feministas, cuestionas sus formas o intentas hacerte oír por encima de ellas, ya no estás apoyando la causa feminista, estás entorpeciéndola. Del aliado feminista se espera que esté en segunda fila, que acepte su posición de privilegio y actúe en consecuencia, y que se revise constantemente actitudes machistas, actitudes que es imposible que no tenga.

Si hasta nosotras estamos en constante deconstrucción porque también hemos crecido en el mismo sistema patriarcal, ¿cómo cabe esperar que el feminismo dé por sentado que pueda haber hombres que están por completo desprendidos de machismo? ¿Cómo va el feminismo a considerar siquiera, que hay hombres con la capacidad de aportar a la lucha de la misma forma que lo puede hacer una mujer que es, al fin y al cabo, la que tiene la experiencia de opresión? Es más, aunque existiera un hombre que ha vivido impermeable al patriarcado, sigue siendo privilegiado: no sabe qué es ser mujer y lo que ello conlleva.

Cuando un hombre resta importancia al discurso de una feminista, cuando minusvalora o no empatiza con su experiencia, cuando la juzga o la pone en duda, no sólo no aporta al feminismo, sino que lo boicotea. Y esto se da con demasiada frecuencia dentro de espacios feministas. En cualquier conversación sobre feminismo en redes, sin ir más lejos.

Kelley Temple, una activista feminista de Reino Unido, tiene una frase que resume este conflicto recurrente de forma contundente y pedagógica: “Los hombres que quieren ser feministas no necesitan que se les dé un espacio en el feminismo. Necesitan coger el espacio que tienen en la sociedad y hacerlo feminista”.

Es fácil ser aliado del feminismo: no se trata de reservar el feminismo a ciertos lugares en los que sabes que serás laureado, sino de llevar la causa feminista a tu día a día, a esos espacios donde haces uso de tus privilegios y tu voz sí que cuenta más que la de una mujer. La parte difícil es darte cuenta entonces de que, justo en esos espacios, no encontrarás laureles precisamente. 

   

CGT INFORMA: LA SANGRÍA DE LAS HORAS MÉDICAS