viernes, 9 de mayo de 2014

Bangladesh: Ropa teñida en sangre. El pensamiento de un currante

Bangladesh: Ropa teñida en sangre. El pensamiento de un currante



Ha pasado un año desde la masacre de Dhaka, en la que más de mil personas, mujeres casi todas, murieron en el derrumbe de una fábrica de camisetas. Ellas mismas habían avisado de los fallos en la estructura del edificio, pero tuvieron que seguir trabajando por orden de la empresa. Hacían camisetas, esas camisetas tan baratas y bonitas que compramos en las cadenas de ropa más populares.

El compañero Luis Santa ha escrito un texto, el reflejo del pensamiento de un currante, como el mismo define estas palabras, con la intención de que paremos a pensar las consecuencias de nuestra forma de vida:



El pasado 24 de abril se cumplió un año desde el terrible genocidio laboral en Bangladesh, en la fábrica textil de Rana Plaza en Daka, capital de Bangladesh. Casi todos estamos enterados de esta tragedia, en la que murieron 1.138 personas trabajadoras por eso no vamos a hablar de aspectos que ya damos por conocidos. No hablaremos de que hay más de 2.500 heridas y heridos, muchas de estas personas no podrán trabajar nunca más; ni de que los obreros habían detectado fallos en la estructura del edificio pese a ello fueron obligados a seguir trabajando.

Tampoco nos vamos a referir a lo ocurrido como un accidente, pues creemos que estas mil ciento treinta y ocho muertes no son fruto de la mala suerte, sino de un sistema económico criminal que antepone la ganancia de unos pocos a la vida de la mayoría. Por eso, sí que vamos a hablar de que el dueño de la fábrica es un dirigente del partido que gobierna en el país y que las personas sepultadas tejían camisetas que grandes multinacionales, entre ellas varias españolas, nos iban a vender a ti y a mí. También del papel jugado por los medios de incomunicación, es este entramado que relega las muertes a las páginas interiores, y analiza la situación como un producto de los excesos puntuales del capitalismo salvaje, que cree que las personas son de usar y tirar a trabajar catorce o dieciséis horas por dieciocho o veinte euros, que es el sueldo interprofesional en ese país, pero como son de 4ª división o regional, para algunos es igual, hay muchos más que jugarán el ascenso.


Tirando de hemeroteca, podemos comprobar que lo único excepcional de lo sucedido en la fábrica de Dhaka, es el inmenso número de muertes, pero que los derrumbes y los incendios en los telares son el pan de cada día, como también son las excusas y las lágrimas de cocodrilo vertidas por las multinacionales. En 2002, en una fábrica similar a la que colapsó hace unos meses, el propietario añadió un piso más al edificio de cuatro plantas que albergaba el telar, y a los pocos días de las denuncias de los trabajadores/as, de apariciones de grietas, se derrumbó causando la muerte a sesenta y cuatro personas, y heridas a setenta. En 2010, se produjo un incendio que causó la muerte a cincuenta personas y entre los restos se localizaron etiquetas de prendas "El Corte Inglés", que aseguró que no trabajaba con esa fábrica, y que se trataba solo de un "pedido de muestra" misma excusa que "Yo Mango" ha utilizado para tratar de desvincularse del derrumbe de hacen un año. También las palabras de las multinacionales para las que fabricaba el telar, fueron idénticas a las que estos días hemos tenido que escuchar con promesas de mejoras salariales y de seguridad, y de indemnizaciones a las familias de las víctimas del "terrorismo patronal" o acaso, ¿estas no son víctimas como otras?


Es por eso por lo que nos hierve la sangre cuando escuchamos que H&M, El Corte Inglés, Inditex y otras han pactado realizar inspecciones independientes de seguridad y difundir públicamente esos resultados, reparaciones obligatorias en las instalaciones y que costearán las empresas y dar un papel vital a los trabajadadores/as y los sindicatos. Para creernos que Inditex va a renunciar a parte de sus beneficios para mejorar las condiciones laborales de las obreras bangladesíes, tendríamos que olvidar que en los inicios de la compañía, esta era conocida por la explotación laboral a las mujeres gallegas. Pero también tendríamos que olvidar como el año pasado, en Brasil, se desarticularon dos talleres que fabricaban para Zara, liberando a más de setenta trabajadores/as que se encontraban en condiciones de esclavitud; como hace solo unos meses se clausuraba otro taller de Zara en Buenos Aires en el que trabajaban y vivían explotados niños y niñas, y adultos en jornadas laborales de 13 horas, o denuncias de las mujeres que en Tánger trabajan para esta empresa. Y qué decir de que El Corte Inglés sostenga que va a fomentar los sindicatos amarillos en Bangladesh, cuando el estado español ha sido condenado decenas de veces a FASGAY FETICO controlados por la empresa y que declaraban en la última general de noviembre que lucharemos porque aquellos que opten libremente por no ejercer su derecho a huelga y decidan trabajar no vean mermado ese derecho por radicalismos políticos, y en la de marzo que "FETICO no cree en huelgas, ni generales ni parciales".


En estas tareas de ocultación de la explotación represión a los y las trabajadoras bangladesíes colaboran las grandes empresas de comunicación. Un ejemplo de esto lo podemos ver en un publirreportaje que publicaba El País sólo una semana antes del derrumbe, titulado "Galaxia Inditex", en el que señalaba el paso de un taller creado hace medio siglo a un emporio con 120.000 empleados y empleadas. Con la marca Zara a la cabeza, la compañía que ha hecho Amancio Ortega el tercer hombre más rico del mundo, se expande son su fórmula imbatible: dar el cliente lo que quieres". Lástima que los 1138 cadáveres sepultados en las ruinas de su fábrica nos recuerden que la fórmula imbatible Inditex y el resto de multinacionales sea otra bien distinta.


Conclusión: Para quien escribe esta denuncia es un genocidio laboral o terrorismo laboral. No queríamos en CGT que se pasara el primer aniversario de esta especie de terrorismo sin armas, pero que matan por dos reales, como decíamos antes. Particularmente a mi me repugnan estas multinacionales, Lo mejor que se les podía hacer es boicot a esas ropas que se tiñe con sangre de personas de India o cualquier país de este mundo.