Los seis de Sol.
22 días de huelga de hambre silenciada
Jorge Arsuaga y otras cinco personas están en huelga de hambre en la Puerta del Sol. Jorge ya ha cumplido 22 días de huelga con el objetivo de que este gobierno dimita y se abra un proceso constituyente.
El frío ya ha comenzado en Madrid y el único calor que Jorge y sus compañeros reciben en estos días es el de las gentes, cada vez más numerosas, que se acercan a la Puerta del Sol a transmitirles su solidaridad. El resto es silencio. Silencio de los medios de comunicación. Silencio de los partidos mayoritarios. Silencio de los sindicatos. Silencio de los miles de personas que en otros momentos han tomado las calles para decir ¡basta!
Jorge y sus compañeros se están jugando la vida por los derechos de todos y todas y ven pasar los días sin que ocurra nada. Las organizaciones, los ciudadanos están anestesiados. La izquierda oficial ya se mueve en clave electoral y gestos como el de Jorge Arsuaga y sus compañeros no cuentan en ese juego de poses e imposturas.
Hoy el debate es si Garzón y otros “notables” van a salvan a la nación con su sola presencia. El PSOE se arropa con viejos trapos gastados para volver a jugar con los mismos naipes marcados de siempre, agitando la bandera del miedo al PP como único valor. Cambiar todo para que nada cambie. Izquierda Unida, inane, sin atreverse a romper las reglas del juego y sin querer avanzar decididamente en un verdadero frente único de la izquierda. Pesa mucho el pesebre.
Los sindicatos oficiales desaparecidos. La huelga de hambre de Jorge es política y ellos dicen no jugar en ese campo. Su terreno de juego es de primera división. El resto del mundo sindical, sin ser capaz de articular una respuesta nueva a los retos nuevos, tampoco está a la altura del sacrificio de los de Sol.
Jorge y sus cinco compañeros aún conservan la sonrisa y el ánimo pese a 22 días de hambre y frío. Jorge y sus compañeros siguen decididos a mantener su protesta, arropados tan sólo por el calor de la solidaridad. Y la solidaridad en estos días parece que escasea.
Jorge y sus cinco compañeros son un aldabonazo en nuestras conciencias dormidas, son héroes silenciosos y sonrientes y, como decía Bertolt Brech, “desgraciados los pueblos que necesitan héroes” ya que esto significa que unos pocos se sacrifican por la cobardía y el silencio de la mayoría.
Jorge y sus compañeros se están jugando la vida por los derechos de todos y todas y ven pasar los días sin que ocurra nada. Las organizaciones, los ciudadanos están anestesiados. La izquierda oficial ya se mueve en clave electoral y gestos como el de Jorge Arsuaga y sus compañeros no cuentan en ese juego de poses e imposturas.
Hoy el debate es si Garzón y otros “notables” van a salvan a la nación con su sola presencia. El PSOE se arropa con viejos trapos gastados para volver a jugar con los mismos naipes marcados de siempre, agitando la bandera del miedo al PP como único valor. Cambiar todo para que nada cambie. Izquierda Unida, inane, sin atreverse a romper las reglas del juego y sin querer avanzar decididamente en un verdadero frente único de la izquierda. Pesa mucho el pesebre.
Los sindicatos oficiales desaparecidos. La huelga de hambre de Jorge es política y ellos dicen no jugar en ese campo. Su terreno de juego es de primera división. El resto del mundo sindical, sin ser capaz de articular una respuesta nueva a los retos nuevos, tampoco está a la altura del sacrificio de los de Sol.
Jorge y sus cinco compañeros aún conservan la sonrisa y el ánimo pese a 22 días de hambre y frío. Jorge y sus compañeros siguen decididos a mantener su protesta, arropados tan sólo por el calor de la solidaridad. Y la solidaridad en estos días parece que escasea.
Jorge y sus cinco compañeros son un aldabonazo en nuestras conciencias dormidas, son héroes silenciosos y sonrientes y, como decía Bertolt Brech, “desgraciados los pueblos que necesitan héroes” ya que esto significa que unos pocos se sacrifican por la cobardía y el silencio de la mayoría.