CASAS VIEJAS: 80 ANIVERSARIO
Se cumplen 80 años de la represión de la
rebelión anarquista
en Casas Viejas
A 11 de enero de 1933, los habitantes de la
actual Benalup (Provincia de Cádiz), se sumaron a una huelga general que la CNT ya había
desconvocado.
Aislados del resto del país, proclamaron el comunismo libertario e
intentaron asaltar el cuartel de la Guardia Civil, hiriendo de muerte a un
sargento. Pocas horas después, efectivos de este cuerpo y de la Guardia de
Asalto tomaron la aldea del crimen –así la llamó Ramón J. Sender– y arrasaron el
local del sindicato : nueve personas se refugiaron en la choza de Francisco Cruz
Gutiérrez, Seisdedos, hasta que las fuerzas de orden la incendiaron, matando a
sus ocupantes, a excepción del niño Manuel García Franca y la joven, María Silva
Cruz, La Libertaria. Al día siguiente, de postre, otros doce hombres fueron
ejecutados allí mismo.
El caso, denunciado por periodistas como
Eduardo Guzmán pero utilizado por la derecha, precipitó la caída del gobierno de
Azaña y anticipó el baño de sangre que, tres años más tarde, arrastraría a todo
el país y causaría la muerte de la propia María Silva, secuestrada y asesinada
en julio de 1936 y cuyo perfil acaba de recrear con rigor el historiador José
Luis Gutiérrez Molina : en julio de 2007, su hijo Juan Pérez Silva y la
Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia cursaron una denuncia ante la
Audiencia Nacional que reclamaba luz y taquígrafos sobre la suerte de su madre y
de otras 57 desapariciones acaecidas en Sevilla y Huelva. Quizá se trate de uno
de los primeros casos a los que tenga que dar respuesta la Ley de Memoria
Histórica.
El recuerdo de aquella tragedia no sólo es
importante para la CNT o para la CGT, que reclama la conservación del solar
donde se levantó la choza en llamas así como el mayor pluralismo posible en la
Fundación creada por la Diputación de Cádiz. Casas Viejas es una brújula para
todos los demócratas. Para que nunca más las razones de Estado justifiquen el
terror. Ni para que vuelva a existir un grado de miseria y aislamiento como el
que sufrieron a aquellos anarquistas andaluces que, en su juventud, inspiraron a
un puñado de jóvenes socialistas gaditanos.