viernes, 21 de diciembre de 2012

Los trabajadores de Unisolar se merecen mucho más


Los trabajadores de Unisolar 

se merecen mucho más...


  A finales del 2007 reabre sus puertas la fábrica del Navazo bajo el nombre de Unisolar. Una empresa dedicada a la fabricación de captadores solares térmicos y módulos fotovoltaicos que por su proyecto innovador,  regenerador y por los puestos de trabajo que prometía, más de 100, recibió cuantiosas subvenciones de las diferentes administraciones, incluida la del propio Ayuntamiento de Béjar.

El barco tenía el viento a favor y entonces todos los Alcaldes querían su foto. En Candelario incluso nombraron Choricero de Honor a Francisco Maestre, entonces presidente del Grupo Unisolar.
La empresa prometía tanto que incluso la entonces ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, quiso acercarse a conocer las instalaciones, de paso se hizo una foto, un poco de turismo, comida gratis y un par de lomos debajo del brazo que se llevo para la capital. Ese día la ciudad rebosaba de tragones, pelotas y políticos de barrio con ganas de decir “yo también tengo algo que ver en este proyecto”.
Pero esto es Béjar, tierra de fantasmas (para los hombres lobo preguntar un poco más arriba), y aquí el llamarse Francisco es prácticamente sello de garantía para recibir subvenciones y después y no cumplir lo pactado.
Ahora 5 años más tarde, estas expectativas  no se han cumplido ni por asomo, actualmente son 62 trabajadores, que han sufrido consecutivamente  la aplicación de 3 expedientes de suspensión, y ahora se encuentran con un concurso de acreedores que previsiblemente extinguirá los contratos de trabajo de 49 obreros.
El pasado martes estos trabajadores, en un último intento de poder llamar la atención y buscar una implicación social para salvar sus trabajos y el escaso patrimonio industrial que tiene Béjar y Candelario, tomaron la calle para reivindicar sus derechos. Sin embargo esta vez no estaban a su lado ni ministros, ni alcaldes. Esta vez la foto no era la que a estos les gusta, y no les merecía la pena acudir y ponerse del lado de los trabajadores.
Que esta gentucilla política no sepa cuál es su lugar en la sociedad ya no sorprende a nadie, pero lo que no es tolerable es que los vecinos tanto de Béjar como de Candelario no apoyaran masivamente una convocatoria que tan solo exigía que se les respeten a los trabajadores de Unisolar los pocos derechos laborales que nos quedan. ¿Donde ha quedado la solidaridad obrera? ¿No os dais cuenta que lo que hoy le sucede a estos obreros mañana nos puede tocar a otros? ¿Os gustaría veros solos ante un drama similar?
En estos tiempos está muy de moda criticar a los sindicatos, insultarles y cuestionarles su labor, y cierto es que han hecho cosas mal (unos más y otros menos) cierto es que tienen que regenerarse (nuevamente unos más que otros), pero igual de cierto es que el martes allí estaban CCOO, UGT y CGT movilizándose por compañeros y compañeras que habían pedido un empujón en estos momentos de dificultad. Mi aplauso para ellos.
Pero desde luego no se puede aplaudir a un sector de la prensa que ya no hay palabras para calificarlo. Los mismos que cuando caen dos copos de nieve salen corriendo para al día siguiente escribir “100.000 esquiadores en la covatilla y otros 100.000 que se han quedado rezando en Béjar”,  no han publicado una sola foto de estos trabajadores y trabajadoras que necesitaban justo eso, publicidad, apoyo y comprensión.
Mi aplauso y apoyo a los afectados por este atropello laboral y a sus familias, que vivirán con ellos este jarro de agua fría. Yo a título personal me comprometo a apoyaros con todos mis recursos. Como se gritaba mientras caminábamos hacía Béjar “si nos tocan a uno, nos tocan a todos”.

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