Los documentos secretos del TTIP revelan presiones para rebajar la protección ambiental
La organización Greenpeace publica 240 páginas de documentos de la negociación en áreas como agricultura, sanidad, competencia o propiedad
Greenpeace en Holanda ha hecho públicos los documentos secretos del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en inglés) entre Europa y EE.UU. Los documentos están publicados en la web www.ttip-leaks.org. A tenor de las filtraciones, el objetivo de Estados Unidos sería tanto cambiar las normativas comunitarias y los procesos legislativos (en materia como la salud o el medo ambiente) como rebajar los niveles de las exigencias comunitarias para proteger a los usuarios y consumidores en estos ámbitos. “Estos documentos reflejan la magnitud y el alcance del intento de los Estados Unidos y la Unión Europea de anteponer los beneficios empresariales a los intereses de la ciudadanía”, señala Miguel Ángel Soto, portavoz de Greenpeace España.
Los documentos que Greenpeace Holanda ha sacado a la luz comprenden aproximadamente la mitad del borrador del texto con fecha de abril de 2016; es el texto de la ronda 13 de negociaciones entre Europa y EE.UU. Los documentos filtrados están formados por 248 páginas (13 capítulos consolidados sobre el TTIP, más una nota titulada “Estado táctico de las negociaciones TTIP - marzo de 2016).
Los documentos revelan las presiones estadounidenses para que la Unión Europea modifique ciertas leyes que considera restrictivas, referentes a protección de los consumidores y del medio ambiente, entre otros. “Lo hacemos para ofrecer transparencia en unas negociaciones sin transparencia”, afirmó Stefan Krug, director de la representación política de Greenpeace Alemania, en la conferencia de internet re:publica en Berlín en la que se han presentado los documentos.
“Es increíble que unas negociaciones que afectaran a millones de personas se mantengan en secreto”, aseguró. “Necesitamos un debate público y por eso hemos publicado los documentos”, declaró.
Productos dañinos
Jürgen Knirsch, experto en comercio de Greenpeace, afirma que hay peligro de que desaparezca el principio preventivo vigente hasta ahora en Europa, por el que sólo se permite comercializar productos que han demostrado que no son dañinos para las personas ni el medio ambiente. Este principio podría ser reemplazado por el de riesgo, vigente en Estados Unidos.
Principio de precaución
La preocupación es que se busque rebajar las exigencias sobre requisitos para los productos químicos, pesticidas y organismos modificados genéticamente, que tienen una importante regulación comunitaria. Otro asunto que inquieta es la posibilidad de que se pueda comercializar en la UE carne hormonada (algo aceptado en EE.UU.) o piensos fabricados con harinas de origen animal, añade Soto.
En la UE, rige un principio de precaución mientras que la legislación norteamericana da prioridad a la comercialización de los productos, de manera sólo se retiran si se demuestra a posteriori que son dañinos, apunta Soto. Pero el principio de precaución, consagrado en el Tratado de la UE, no se menciona en el documento del TTIP. Sin embargo, sí se cita en varios capítulos la demanda de la delegación estadounidense de trabajar en un enfoque “basado en el riesgo”, vigente en Estados Unidos. “Este enfoque socava la capacidad de los reguladores de tomar medidas preventivas, por ejemplo, en relación con la toxicidad de sustancias químicas como los disruptores endocrinos” (alteradores hormonales), dice Greenpeace.
Cambio de reglas
Los documentos devalúan la protección de la seguridad de los consumidores, el clima y el medio ambiente. Las políticas de protección ambiental parecen haber sido eliminadas. Desaparece un principio básico consagrado en el acuerdo del GATT de la Organización Mundial del Comercio (OMC), de hace casi 70 años: los estados deben regular las reglas de comercio “para proteger a los seres humanos, la vida animal y vegetal o la salud” o para “la conservación de los recursos naturales no renovables”. La omisión de esta regla sugiere que “ambas partes están creando un acuerdo que sitúa los beneficios económicos por encima de la vida, la salud y el medio ambiente”, valora Greenpeace.
Cambio climático
Los documentos no hacen referencia al tratado de cambio climático firmado en París el pasado mes de diciembre, y cuyo objetivo estratégico es evitar un aumento de temperaturas superior a dos grados respecto a la época preindustrial, para evitar una crisis climática con efectos desastrosos para miles de millones. El ámbito del comercio debería implicarse en las acciones que deben tomarse en defensa del clima, según Greenpeace. Pero los documentos filtrados no dicen nada sobre la protección del clima. Un dato significativo es que se descarta que la UE regule la importación de los combustibles más dañinos, como el petróleo procedente de las arenas bituminosas (tar sands).
Corporaciones internacionales
También se abre la puerta a un mayor poder de las corporaciones. Los documentos filtrados hablan en repetidas ocasiones sobre la necesidad de nuevas consultas con la industria y mencionan explícitamente que se han recogido en los textos las aportaciones de estos sectores. Soto denuncia que, hasta ahora, los representantes políticos democráticamente elegidos sólo han podido consultar estos documentos bajo vigilancia, en una habitación con fuerte medidas de seguridad, sin acceso a la consulta de expertos y habiendo firmado una cláusula de confidencialidad que prohibía hablar de los contenidos con cualquier otra persona. “Tanto si le interesan las cuestiones ambientales, el bienestar animal, los derechos laborales o la privacidad en internet, la ciudadanía debería estar preocupada por lo que aparece en estos documentos”, indica Soto. “Estos textos dan la razón a quienes han mostrado fuertes objeciones y a las organizaciones de la sociedad civil que han expresado que el TTIP supone una enorme transferencia de poder democrático hacia las grandes corporaciones”.
Tribunal incierto para dirimir litigios
¿Y cómo se dirimirán los contenciosos? Para solventar las posibles disputas que puedan darse entre las empresas y gobiernos de un lado y otro del Atlántico, el pacto inicial preveía resolver el conflicto con un arbitraje técnico para evitar los tribunales. Tras las protestas ciudadanas, Bruselas ha propuesto un tribunal formado por jueces; pero en la versión filtrada del texto no hay referencias al respecto sobre la posición estadounidense. La viabilidad de esa propuesta, por tanto, es incierta.
Detener la negociación
“Ya es hora de que las negociaciones se detengan y de que comience el debate. ¿Debemos actuar cuando tenemos la certeza de que nuestra salud y bienestar están en riesgo o debemos esperar a que daño esté hecho? ¿Nuestros gobiernos eran sinceros en la Cumbre del Clima de Paris cuando dijeron que harían lo necesario para proteger el planeta y mantener el ascenso de temperatura por debajo de 1,5 grados? La protección ambiental no debe verse como una barrera al comercio, sino como un salvavidas para nuestra salud y la salud de las generaciones futuras. Desde Greenpeace hacemos una llamada a la ciudadanía, políticos y empresarios para que se involucren en el debate del TTIP de manera abierta y sin miedo. Hacemos una llamada a los negociadores políticos para que hagan públicos los textos completos y faciliten la discusión. Y les pedimos que mientras no respondan a cuestiones pendientes detengan las negociaciones”, añade Miguel Ángel Soto.