Los libertarios Granados y Delgado fueron ejecutados en 1963 por una acción
que no cometieron. Uno de sus compañeros, Octavio Alberola, recordó ayer que
todavía no se ha reconocido la injusticia.
El 17 de agosto de 1963 Joaquín Delgado y Francisco Granado, dos militantes
libertarios, fueron ajusticiados a garrote vil en la cárcel de Carabanchel. Sólo
habían pasado 17 días desde su detención, acusados de colocar explosivos en los
edificios del Ministerio de Gobernación franquista. En 1996, Antonio Martín y
Sergio Hernández confesaron en un documental de la televisión francesa que ellos
fueron los verdaderos autores de esa acción. Sin embargo, la justicia nunca ha
reconocido la inocencia de los dos ejecutados.
Octavio Alberola aseguró ayer en Salamanca que también puede "testimoniar"
que los explosivos no fueron colocados por Delgado y Granado. En los años 60 fue
nombrado durante el congreso de reunificación del movimiento libertario
celebrado en Francia coordinador de la acción dentro del "organismo
conspiratorio", denominado Defensa Interior.
Sólo vio una vez a Francisco Granado, cuando le entregó en el país galo una
maleta de explosivos para que la guardara en lugar seguro.
"Tras 25 años de
dictadura, el franquismo continuaba reprimiendo, y se vivían momentos de
desánimo en el exilio y en el interior; la acción libertaria tenía como objetivo
preparar un atentado contra Franco, porque su muerte significaría el final de la
dictadura y la transición hacia un régimen de libertades", recuerda
Alberola.
Los explosivos en el Ministerio de Gobernación formaban parte de operaciones
"simbólicas sin víctimas", previas a la acción contra Franco, cuyo desarrollo
estaba previsto "en el Puente de los Franceses de Madrid, cuando iba del Palacio
del Pardo al Palacio de Oriente para recibir las credenciales de un nuevo
embajador".
Sin embargo, las previsiones fallaron, y Delgado fue enviado desde
Francia para comunicar a Granado "que se había anulado la operación". Les
detuvieron y les ejecutaron 17 días después, "a pesar de que había pruebas" que
demostraban que no habían sido los responsables del ataque al ministerio.
"Tomaron la decisión de matarles para atemorizar", asegura este miembro de las
Juventudes Libertarias, encarcelado dos veces acusado de preparar el secuestro
del representante de un gobernador español en Bélgica y de retener al director
del Banco de Bilbao en París para denunciar la ejecución de un compañero.
Hoy recorre el país para que el proceso abierto en el Tribunal Constitucional
culmine con el reconocimiento de la inocencia de los dos libertarios sometidos a
garrote vil. Contra la amnesia histórica y la injusticia , se llama la campaña,
que se relanza después de más de dos años y medio de lucha por la
"rehabilitación moral y material" de las víctimas olvidadas del régimen
franquista. Entre ellas, la viuda de Francisco Granado, Pilar Vaquerizo, a la
que una administración tras otra ha negado las ayudas del Gobierno a los
represaliados.