Madrid recordó el 26 de septiembre a los últimos ejecutados por el franquismo
La mítica canción de Al Alba de Luis Eduardo Aute se volverá a escuchar el 26 de septiembre con el mismo temblor de emoción y dolor con que su autor la escribió para Silvia, la esposa de José Luis Sánchez Bravo, uno de los cinco ejecutados aquella noche de 1975 por el régimen de Franco sin que las peticiones internacionales, los ruegos del Papa ni la indignación de muchas personas que se atrevieron a salir a la calle para manifestar su protesta con riesgo de cárcel, sirvieran para nada. 40 años después, un amplio colectivo de juristas, artistas, profesionales de todo tipo, recordarán aquel tenebroso tiempo, las muertes sin sentido y que aún hoy, no se pueden juzgar los crímenes de entonces.
El propio Luis Eduardo Aute, Patxi Andion, Bernardo Fuster, E. Villarreal (ex Barricada), Julio Castejón (Asfalto); los abogados de los Consejos de Guerra de 1975: Mariano Benítez de Lugo o Juan Aguirre; periodistas; familiares de los asesinados; militantes antifascistas de la época, y muchas personas que vivieron aquella época y les dejó huella participarán en este acto al que se esperan múltiples adhesiones.
Rescatar la memoria
La plataforma que lidera este homenaje explica que "en este 40 aniversario, a nuestro entender y sentir, hace necesario el recuerdo, el reconocimiento y el homenaje a aquellos cinco jóvenes que entregaron su vida por la libertad de todos los pueblos de España. Hace falta rescatar la memoria de aquel tiempo para entenderlo con justicia".
Época de terror y represión
"Los últimos años del dictador no fueron una agonía blanda. Fueron una época de terror y feroz represión. El aparato de Estado cargó sus armas, y las usó: murieron manifestantes por pedir agua o mejores salarios, se decretaron estados de sitio, el garrote vil volvió a escena, hubo miles de detenidos, los torturadores eran reputados héroes del Régimen…", señalan e inciden en la idea de que es necesario rescatar la memoria de aquel tiempo para tratarlo con justicia.
Mirar a la muerte
Quieren los organizadores de Al Alba que no se olvide que "luchar contra la dictadura franquista era mirar de cara a la muerte. Ninguna libertad ni garantía democrática protegía a los que se enfrentaban a ella. Estos cinco jóvenes, Xosé Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz, Ángel Otaegui y Juan Paredes, Txiki, lo sabían y, pese a ello, no quisieron rendirse".
Papá, mamá, me fusilarán mañana
Por eso, explican, pudo Xosé Humberto Baena comenzar su carta de despedida con una serenidad escalofriante: "Papa, mama: me fusilarán mañana…", o pudo Juan Paredes Manot, Txiki, dedicar a sus hermanos pequeños, en el reverso de una fotografía, las palabras del Che que figuran en su epitafio: "mañana cuando yo muera, no me vengáis a llorar. Nunca estaré bajo tierra, soy viento de libertad".
Condenas sin revisar
"Hace falta rescatar la memoria de aquel tiempo para satisfacer una justicia que aún espera. El mundo condenó a Franco. Pero aún aquellas condenas ilegítimas no han sido revisadas ni anuladas, ni quienes las firmaron, en nombre de un régimen sangriento, han respondido de ello. Como de tantas otras cosas", continúan.
El precio de la libertad
Para los organizadores del acto "el 27 de septiembre y aquellos cinco jóvenes asesinados representan a todos los luchadores de la última etapa del franquismo, muchos afortunadamente vivos aún, que han abierto paso a las libertades en nuestro país pagando, a veces, un precio muy alto por ello. Aquel día Franco selló su final, aislado y esperpéntico".