jueves, 5 de junio de 2014

148 personas perdieron la vida en el trabajo en el primer trimestre de 2014

148 personas perdieron la vida en el trabajo en el primer trimestre de 2014


T.C.L. murió el 20 de mayo al caer desde una altura de 25 metros mientras realizaba tareas de impermeabilización en el tejado de la Biblioteca Central de la UPV/EHU en Leioa. Trabajaba para una empresa contratada por Gaimaz Infraestructuras y Servicios, subcontratada por la Universidad. Una piloto que trabajaba en las labores de extinción de un incendio en la Sierra de los Filabres (Almería) fallecía el día 25 en un accidente de avioneta. Unas horas antes, era un trabajador de Astilleros Armón quien moría en el tajo, víctima de los recortes en seguridad, como expresaban sus compañeros. "Lo único que exigimos es volver a nuestras casas cada día, sanos y a salvo", con esta frase, escrita en una carta por uno de los compañeros de Agustín Garrido, los trabajadores del astillero denunciaban la falta de acción de la Administración pública.

Son tres casos de la última semana, pero no son excepciones a una tendencia generalizada. El avance de estadísticas laborales del primer trimestre de 2014, publicado el 27 de marzo por el Ministerio de Empleo, registra por primera vez en diez años un cambio de tendencia en la seguridad en el trabajo y los accidentes laborales: en el primer trimestre de 2014 se produjeron 12 accidentes mortales más que en el mismo periodo del año anterior (148 en 2014 frente a 136 en 2013). El aumento se produce especialmente en los accidentes in itínere, que se producen al ir o volver del trabajo. También se registra un incremento en las muertes en el sector industrial y la construcción, y sólo se reduce el número de siniestros en el sector servicios. Los accidentes en jornada de trabajo aumentan un 8,1% (de 93.317 a 100.898). También crecen un 2,8% los accidentes sin baja.

Ibon Zubiela, secretario de salud laboral de LAB, lamenta que las administraciones no hayan tomado nota de lo que se advirtió al comienzo de la crisis. Que el descenso de la actividad iba a hacer disminuir la cifra de siniestros pero que, sin medidas orientadas a la prevención y a un cambio del modelo de relaciones laborales, las condiciones de trabajo iban a seguir haciendo de las personas trabajadoras un simple "recurso más" para los empresarios. En la valoración de las cifras publicadas por Empleo, Pedro J. Linares, secretario de Salud Laboral y Medio Ambiente de Comisiones Obreras, ha ahondado en que las políticas neoliberales de las instituciones europeas y del Gobierno español "están conduciendo a un cambio en el paradigma de intervención frente al riesgo laboral, potenciando la actuación reactiva una vez se ha producido el daño".

Los accidentes mortales son la cara más visible de esta política de prevención, pero, según alerta Zubiela, es importante tener en cuenta que la crisis también ha ensanchado el subregistro de las enfermedades laborales. Así, el progresivo poder que han adquirido las mutuas de trabajo ha influido en que se haya dado un frenazo al reconocimiento de la relación entre trabajo y enfermedades derivadas de la exposición a determinados riesgos.

Ante el riesgo de que se interprete el aumento de los accidentes como un síntoma de la recuperación económica, el secretario de Salud Laboral de LAB defiende que éstos no se producen porque aumente la actividad, sino porque ésta se produce en peores condiciones. Para Zubiela, las reformas del mercado de trabajo han ido desligadas de la prevención de riesgos laborales. Aumento de horas, empleo a tiempo parcial, menos personas para una tarea, prisas, estrés... y la amenaza de un despido "casi gratis" para el empleador forman un cóctel en cuya receta juegan un papel clave las administraciones: "Un 99% de los accidentes se pueden evitar, se tienen los conocimientos técnicos y médicos", dice Zubiela, para quien es clave limitar el poder empresarial a la hora de cambiar de forma unilateral las condiciones de trabajo.