Violencia de género,
violencia de estado, agosto
Este mes, de Agosto, han sido asesinadas 6 mujeres mas el padre de una de ellas, que sumamos a las que van de año, siendo ya 46 las víctimas.
Las cifras son ya de por sí vergonzosas, pero detrás de ese número hay nombres. La última víctima de la violencia de género, el pasado día 16 de agosto, una mujer de Laredo (Cantabria) asesinada junto a su padre, esperamos que no caigan en el olvido. Sé que desde la CGT se han puesto en contacto con ustedes en diversas ocasiones solicitando que les informen sobre qué medidas ha adoptado su ministerio para favorecer la erradicación de la violencia de género, no habiendo recibido respuesta alguna.
Este sindicato ha solicitado que se les comunique qué medidas han adoptado desde su ministerio para favorecer la erradicación de la violencia de género, en base a la Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, la cual, en su Título I, Medidas de sensibilización, prevención y detección, se incluyen una serie de puntos muy importantes que no se han cumplido ni siquiera mínimamente después de 9 años en vigor de la Ley: el reciclaje del personal implicado en los distintos ámbitos, la inclusión en la educación de alguna materia sobre igualdad y resolución de conflictos, el control del órgano correspondiente de los programas de TV, etc.
A pesar de los esfuerzos realizados por los distintos órganos, el hecho de que todos estos cursos sean voluntarios hace que la mayoría de las personas que acceden a ellos sean las más concienciadas, quedando al margen las que realmente lo necesitan: quienes no creen en la igualdad y no tienen la más mínima intención de facilitarla. Esta formación debería realizarse obligatoriamente, como la que se imparte sobre Salud Laboral.
La institucionalización de la violencia hacia las mujeres, con los recortes económicos y sociales cuyas consecuencias sufrimos en primer grado, hace que los asesinatos se sigan normalizando y que si la mujer no denuncia, este sea su problema. Por no hablar de la confusión generada con la modificación y el pago de las tasas judiciales. El hecho de imponer a las mujeres maltratadas denunciar ante la policía el maltrato para poder acceder a protección, hace que muchas no se atrevan y continúen aguantando los malos tratos hasta que es demasiado tarde; también se dan casos en los que la mujer denuncia y tiene orden de alejamiento pero da igual: al final, resulta asesinada. Como denuncia la CGT, la excusa de la crisis les ha servido para recortar todo el entramado de ayuda social a estos casos, reduciendo los pisos de acogida y los centros de atención a mujeres. Quiero recordar a los distintos ministerios, que en 50 años de violencia terrorista, ha habido 829 víctimas. En 10 años contabilizados por distintas organizaciones, ha habido más de 900 víctimas de violencia machista. La comparación es terrible, pero demuestra la poca importancia que se da a un problema frente a otro.
Como sociedad, no solamente hemos de lamentar la muerte de la persona en sí, también hay que solidarizarse con la desgracia de la familia que queda destrozada después de pasar por estas situaciones tan lamentables. Hemos de hacer una profunda reflexión sobre la sociedad que estamos formando, legitimando la violencia en todos los aspectos de nuestras vidas, sin que nadie tome medidas contra ella. Desde CGT, y me sumo a esta petición, exigimos el cumplimiento íntegro de la Ley, que se doten presupuestariamente los programas pertinentes desde los distintos ámbitos y no sólo en lo concerniente a Justicia y funcionarios policiales. Basta ya de considerar a las mujeres ciudadanas de segunda. No podemos consentir que la crisis sea la excusa para que, desde los distintos ámbitos, no se haga nada para erradicar la violencia. Ustedes que tanta preocupación sienten por los seres no nacidos, cumplan con su responsabilidad para que una vez nacidos vivan dignamente y tengan una muerte natural.
Después de 9 años, queda demostrado que apenas se ha avanzado. El hecho de imponer a las mujeres que deben denunciar primero, supone en la mayoría de los casos su silencio, con la perpetuación de la violencia. Si desde otros ámbitos (colegios, asistentes sociales, salud...) se educa y sensibiliza socialmente, estas mujeres tienen más posibilidades de salir adelante. Hay medidas que no implican más gasto de dinero, solamente un poco más de voluntad institucional y política que demostraría que las mujeres no somos ciudadanas de segunda.