Bajar los salarios no mejora la competitividad y aumenta el riesgo de pobreza,
advierte la OCDE
Desde 2009, España es el cuarto país donde más se han reducido los salarios, un 1,8%, y solo Grecia, Portugal e Irlanda (los tres rescatados), han recortado salarios más que España. Las empresas no han trasladado las ganancias que obtenían de recortar la masa salarial a reducir márgenes y precios sino a mejorar rentabilidad...
Las rebajas salariales, que se han impuesto en particular en los países europeos más afectados por la crisis, están mostrando sus límites en la mejora de la competitividad e incluso son contraproducentes porque agravan el riesgo de pobreza y tienen un efecto depresivo sobre la demanda, según la OCDE.
"Mayores ajustes salariales a la baja en los países más afectados corren el riesgo de ser contraproducentes", subraya en su informe anual sobre el empleo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Ese riesgo -señala la organización- es particularmente importante en un contexto de inflación próxima a cero, en alusión directa a la situación que se da en la zona del euro, porque contribuye poco a la creación de nuevos empleos mientras que "incrementa el riesgo de pobreza y deprime la demanda agregada".
Esta conclusión deriva de la observación de que la "significativa moderación salarial" que ha habido en muchos países miembros durante la crisis "no se ha traducido totalmente en dinámicas de precios más bajos que promovieran la competitividad y reforzaran la producción y el crecimiento del empleo".
Es decir, que las empresas no han trasladado la totalidad de las ganancias que obtenían con el recorte de su masa salarial para bajar los precios de sus productos y vender más, en parte tal vez porque han preferido dedicar ese dinero a mejorar su rentabilidad, pero también por falta de competitividad en los mercados. Por eso, para los autores del estudio es hora de continuar con las "reformas estructurales" que hagan saltar los obstáculos a una competencia efectiva en los mercados de productos que permitan sacar beneficios de las que se han hecho en el terreno laboral, y que potenciarán la generación de nuevos puestos de trabajo.
Los salarios reales subieron a un ritmo del 0,74 % anual en el conjunto de la OCDE entre el cuarto trimestre de 2007 -antes de que la crisis se hiciera sentir- y el primero de 2009, y esa progresión casi se estancó desde ese momento y hasta el último trimestre de 2013.
Desde comienzos de 2009 hasta finales de 2013, las cosas cambiaron para varios países de la zona del euro, donde hubo fuertes descensos de la capacidad adquisitiva de los salarios, en particular en Grecia (-5,17 % en ritmo anual), Portugal (-2,25 %), Irlanda (-2,06 %), España (-1,79 %), República Checa (-1,68 %) y Reino Unido (-0,98 %). En ese segundo periodo, los incrementos salariales sólo superaron la cadencia del 1 % en Polonia (1,91 %), Noruega (1,82 %) y Australia (1,77 %).
Por otro lado, la OCDE advierte que "es importante" corregir las brechas en la protección del empleo entre los trabajadores indefinidos y los temporales. Según la organización, la crisis ha demostrado que cuando esas diferencias de protección son "excesivas", cuando se produce un empeoramiento en la situación económica, las pérdidas de empleo son mucho mayores, en particular para los trabajadores precarios o con empleos "atípicos".