jueves, 17 de diciembre de 2015

CGT y trabajadores de Konecta Sevilla protestan contra los despidos y la normativa de vacaciones

CGT y trabajadores de Konecta Sevilla protestan contra los despidos y 
la normativa de vacaciones

Las puertas del edificio Bluenet, sede del Grupo Konecta en La Cartuja, han sido hoy, entre las 12,00 y las 13,00 horas, el escenario de una protesta. Los trabajadores han denunciado una normativa relativa a las vacaciones que la empresa ha empezado a aplicar recientemente. La intención, según todos los entrevistados de entre los sindicatos asistentes, es que Konecta se siente a negociar con ellos, para tener en cuenta la opinión de los trabajadores.

Hay varias banderas en el acto, aunque lo más importante hoy es otra cosa: la percusión. Hay tambores, cajas con y sin bordonera, e incluso algún bombo, además de baquetas y mazas de varios tamaños. Jaime Romero, delegado sindical de la Confederación General del Trabajo en Konecta Sevilla, ha traído incluso un amplificador de su local de ensayo, desde el que ofrece una canción compuesta específicamente para esta protesta.


El tema se llama ‘Konecta: infierno’ y está interpretado por el grupo The Passionarios. Dice el estribillo: “Queremos ser tratados como personas / Y no como borregos o como escoria”. Hay mucho ánimo para una situación que afecta personalmente a varios de los asistentes, en su doble condición de trabajadores y representantes.

La primera bandera a la que nos acercamos es la de Comisiones Obreras. Claudia Caus es la responsable de CCOO en Grupo Konecta Sevilla, y golpea su tambor con convicción hasta que la interrumpimos para que nos diga, con cierto pesimismo: “Primero fue” -se refiere a la implantación de la nueva normativa- “en Valladolid; ahora ocurre en Bollullos de la Mitación, y muy seguramente ocurra pronto aquí”, dice señalando el edificio. “Es el modus operandi”. 

Otra de las banderas que hoy se dan cita es la de la Unión Sindical Obrera. Por alguna razón son todas chicas. Dos de ellas, Carmen Pagés Vallejo y Noelia Franco, me explican que “el criterio para fijar las fechas de las vacaciones no está negociado con los trabajadores, pero lo han implantado igualmente”. También acusan a Konecta de arbitrariedad: “Hicieron un sorteo; salió la letra M, lo cual significa que un trabajador cuyo apellido comience por esa letra tendría preferencia a la hora de conseguir determinadas fechas, y que otro cuyo apellido empezara por L apenas tendría opciones. Pues bien, el 80 por ciento de las vacaciones ya ha sido impuesto, no hay transparencia a la hora de averiguar cómo se hizo el sorteo, se discrimina a los solteros y se ignoran otras opiniones”. Otras denuncias hacen referencia al protocolo de salida cuando una llamada se prolonga más allá de la hora de término de la jornada, o al solapamiento de descansos con días festivos.

Los textos que esgrimen los sindicatos son el Convenio del sector (Konecta es una empresa que se dedica a la externalización y al tele marketing) y el Estatuto de los Trabajadores, y en concreto los apartados referidos a la vida personal y familiar, que consideran vulnerados. Por esa razón esta misma tarde, para cuando ustedes lean esto, esos mismos tambores habrán tocado ya su música desordenada en la sede de Konecta de Bollullos de la Mitación, donde la mayoría de los trabajadores que allí desempeñan su labor en el “servicio Vodafone” ya se ven afectados por el cambio.

Pero, siguiendo con las banderas y en La Cartuja, la siguiente que encontramos es seguramente la más nutrida. Están aquí Elisabeth García Jiménez y el citado Jaime Romero, ambos delegados sindicales; un tipo apodado Pive, responsable de acción sindical de transportes y comunicación; Marco Portillo, secretario de comunicaciones de la federación provincial de Sevilla; y Joaquín Martínez, secretario general de la misma, todos de la CGT. Jaime Romero interviene: “No sólo se trata de vacaciones; son también sanciones disciplinarias, arbitrarias, y abusos de autoridad que buscan instaurar un estado de miedo. Se trata de despidos disciplinarios y sin indemnización a partir de la ley de Mariano Rajoy“. Preguntado al respecto, Romero define el artículo 17 del convenio exactamente de esta manera: “Trampa que permite despidos masivos, en condiciones precarias, a las empresas de contratación”.


Francisco Casto (Pive) abunda en la cuestión: “Llevamos con esta historia desde hace varios meses, cuando en verano se empezó a aplicar el artículo 17, que puede resumirse en que, si hay disminución de llamadas, se puede despedir a la gente con una indemnización de sólo ocho días por año trabajado. Nosotros luchamos contra esos despidos y por la readmisión de los ya despedidos, y ahora contra esta forma de pedir las vacaciones, con la que no está de acuerdo más del 90 por ciento de los trabajadores“, dice antes de añadir que tras las fiestas habrá nuevas movilizaciones en este mismo sentido. No se hace ilusiones con Konecta, a quienes acusa de querer “más y más” en una negociación que, a día de hoy, se encuentra paralizada. La situación es bastante compleja, pues en Konecta hay nada menos que cinco sindicatos con representación entre los trabajadores, y hasta hace poco la unidad de criterios respecto a este tema ha sido imposible, no en vano aquí hay sólo cuatro de ellos.

La Policía Nacional hace una anecdótica aparición, porque no hace más que aconsejar muy cordialmente unas ciertas normas de conducta antes de marcharse. La última de las banderas a la que nos acercamos pertenece al Sindicato Andaluz de Trabajadores. Manuel Sánchez nos habla de los ausentes: “El acuerdo apareció de un día para otro. Se han saltado los pasos, cosa que hemos denunciado, y eso ha sido posible porque la Unión General de Trabajadores ha firmado la normativa junto con la empresa“. En este punto tenemos que decir que en Sevilla Directo nos pusimos en contacto con la UGT y que, hasta el momento, no hemos recibido respuesta a nuestras demandas de información al respecto. Lo mismo podemos decir de Konecta.

La tamborada, como alguien la llamó, dura escrupulosamente hasta las 13.00 horas, y todos recogen sus banderas, tambores y demás y se dirigen a sus coches. Dentro de una hora estarán en Bollullos dando otro “concierto” de dos horas – como efectivamente ha ocurrido-. El resultado de ello no puede más que hacerse esperar, dadas las fechas festivas que se avecinan. Hasta entonces no faltarán ocasiones para emplear de nuevo estos “tambores de guerra” de una forma sin duda más amable, pero igualmente ruidosa, en otros lugares que no sean un campo de batalla sindical.