Verano, otoño... fuego y etcétera
Nos aplican las mismas políticas de expolio que hace una década aplicaban en las periferias del Imperio y que nosotros combatíamos pidiendo la condonación de su deuda externa. Decíamos que era una forma de imperialismo, una forma de dominación colonial. Y más allá de todas estas palabras, lo que realmente suponía era pura codicia. Codicia que les hacía bombardear la periferia igual que ahora bombardean el medio centro y mañana el centro si pueden recoger beneficios. Y no es ninguna metáfora no pensada. Como las bombas, los rescates, los créditos, etc., Suponen la destrucción total de lo que tocan al mismo tiempo que hacen ricos los que tiran las gracias a su cotización bursátil. Al mismo tiempo los efectos colaterales que producen conllevan la destrucción de lo que llamaba "estado del bienestar" y el derecho de conquista aplicado a sus restos, que son convertidas rápidamente en dividendos para los que tiran las bombas. Negocio redondo. Codicia extrema
Y todo sería mucho más complicado de llevar a la práctica o imposible de aplicar, sin esta versión del ultracapitalismo extremo que impone el Banco Central Europeo con la ayuda de la superestructura de la Unión Europea (donde se ve que los independentistas del Principado nos quieren llevar al día siguiente que hagan un estado con las cuatro provincias). La Unión Europea, el Banco Central Europeo, el euro... el calor del verano sólo los puede pudrir, aún más. No son Europa sino la forma que el capitalismo ultra ha tomado en este trozo de mundo. Eso sí, bien vendidos como garantía de paz y prosperidad, de modernidad, de felicidad incluso. La propaganda, ya se sabe, nos puede hacer creer que hace fresca en medio del calor asfixiante de la cubeta de Mora. Y en este caso la propaganda ha sido masiva, total, disciplinada y tan falsa como debía.
Es en medio del calor avivado por el fuego que nos quema bosques y paisajes que las amenazas de colonización y de convertirnos en un protectorado sin ningún tipo de poder de decisión sobre los asuntos que rigen nuestra vida pública se están materializando cada día más. Un protectorado lleno de obreros sin derechos que trabajan cada vez más a cambio de... la subsistencia y la reproducción de la fuerza de trabajo. Un protectorado con ejércitos de pobres indisciplinados que se arremolinan alrededor de los contenedores de la basura (que en Girona se ahorran cerrándolos con candados para el espectáculo de la miseria en cada calle, en el centro de la ciudad. Ya el hemos remarcado suficientemente la importancia de la propaganda ...
Un verano de amores que van y vuelven, suben y bajan y nunca se conforman, de palabras que se pierden por conciertos de rock y orquestas mediocres de fiesta mayor y música enlatada. Un verano como todos los veranos pero con personalidad propia, especificada por estos viernes criminales en que los dueños nos anuncian que nos robarán la próxima semana, justo antes del fin de semana festivo, y cómo lo harán.
Y yo me pregunto sobre todo si será este verano que pasará a la historia como el precedente de unas movilizaciones multitudinarias sin espectáculo, por lo tanto reales, que pudieron cambiar el curso de la historia... y espero que sea así. Aunque si sólo lo espero y lo esperamos tenga claro que no será. Y aún les queda tanto para robarnos... ir al médico cuando estamos enfermos, tener escuela para nuestros hijos, tener vacaciones pagadas quien trabaja, tener algo de paro que no lo hace...
En septiembre, u octubre... necesitamos ponerlo todo sobre la mesa para hacer oír nuestra voz, pero no sólo para ello. Si tenemos suficiente fuerza -y puede que la tengamos- otoño debe ser tan calurosa como el verano, aunque sin playa. En cuanto a movimientos sociales, el suicidio está permitido... y quien se quiera apartar que lo haga, pero los objetivos son bien claros y diáfanos.
O ganamos ahora o preparémonos porque lo que hemos visto hasta ahora no ha sido nada.
Por lo tanto, arriesguemonos, utilicemos la inteligencia y no dejemos que los moderados jueguen más. Pero no caigamos tampoco en violencias estériles sin sentido. Hay que ir a la raíz del problema y este no es otro que el sistema capitalista y la autoridad, las dos caras de la misma moneda. Nos va todo...
Jordi Martí Font